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domingo, 16 de octubre de 2022

Escritos diversos

 EL IMPERIO CRISTIANO Y LA SUPRESION DEL PAGANISMO. PARTE 3.

No cabe duda de que la conversión de Constantino fue algo radicalmente distinto de lo que generalmente entendemos por conversión, y muy especialmente de lo que sucedía en aquella época cuando alguien se convertía. En época de Constantino, era la Iglesia, o al menos algún cristiano estrechamente relacionado con la Iglesia, quien servía de agente para la conversión de un pagano; luego el converso se ponía a la disposición de la Iglesia, a fin de ser instruido en las cosas de la fe; por último, se unía a la Iglesia y se sometía a su jerarquía, que debía dirigir su vida cristiana. El caso de Constantino es distinto. Según Eusebio, él mismo decía que su conversión se debía, no tanto a una conversación o polémica con algún cristiano, como a una visión directa que Dios le había proporcionado. A la usanza de los antiguos emperadores, él tenía una misión, una misión dada por el Dios de la Iglesia y que por ello se relacionaba con la misión de ésta última; pero dada directamente, por lo que no dependía de, ni se sometía a, la organización de la Iglesia. Por otra parte, Constantino veía al Cristo a quien ahora servía, no tanto como un Salvador de los poderes del pecado y la muerte, sino más bien como el Vencedor que le daría la victoria, aquí en la tierra, sobre sus enemigos, primero Magencio y después Licinio. A cambio de esto, Constantino debía honrarle -sobre todo mediante el uso del símbolo que representaba su nombre- y contribuir al crecimiento de su Iglesia. "El cristianismo de Constantino no estaba envuelto en la gloria del verdadero espíritu cristiano, sino en la oscuridad de la superstición. Pero es un gran error negar la sinceridad y urgencia de sus convicciones religiosas" (Alfoldí, The Conversion..., p.23. Naturalmente, esto no quiere decir que Constantino no fuese el genio calculador por el que siempre se le ha tomado. Si bien estaba convencido de que era a Cristo que debía la victoria del Puente Milvio, y por tanto la posesión de Roma, sabía también que le sería imposible gobernar si se declaraba cristiano inmediata y abiertamente. Era demasiado el odio que sus predecesores habían sembrado contra los cristianos; y el paganismo, decadente y todo como estaba, era aún una fuerza que debía tenerse en cuenta -sobre todo en Roma, donde los senadores y demás aristócratas veían en el paganismo una parte fundamental del viejo sistema de vida que ellos representaban y defendían. Por consiguiente, Constantino optó por una política lenta y moderada, que comenzó garantizando sólo la tolerancia a los cristianos, pero que terminó siendo una política de apoyo decidido y abierto a los propósitos de la Iglesia.). La vieja Roma fue siempre el principal obstáculo con que tropezó la política religiosa de Constantino a favor del cristianismo. En aquella ciudad las antiguas clases gobernantes veían con recelo todo intento de abandonar el culto a los dioses, que era parte de sus tradiciones ancestrales. Constantino siempre respetó el Senado y sus prerrogativas, y -aun después de haberse declarado cristiano abiertamente- no rechazó el título de Pontifex Maximus que ese cuerpo le daba. Por esta razón la política religiosa de Constantino, que en el Oriente era decididamente favorable a los cristianos, en el Occidente era más moderada y estaba dispuesta a hacer concesiones a los paganos. Historia de las misiones. Justo L. González 

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 EL IMPERIO CRISTIANO Y LA SUPRESION DEL PAGANISMO. PARTE 2.

En todo caso, el hecho es que, hasta donde llegan nuestras noticias, Constantino siempre se sintió inclinado hacia el monoteísmo. Durante los primeros años después de su coronación por los soldados de su difunto padre, cuando aún era sólo César de las Galias, Constantino hizo acuñar sus monedas en honor al Sol Invicto. Por otra parte, si el testimonio de los escritores cristianos del propio siglo IV -y especialmente Eusebio- es fidedigno, el padre de Constantino, Constancio Cloro, siempre trató a los cristianos con benevolencia, y hasta es posible que haya habido cristianos en su propia familia. Eusebio, quizá llevado por su entusiasmo hacia Constantino, o tal vez basándose en hechos reales, afirma que Constancio Cloro acostumbraba rogar al Salvador. Por último, todo parece indicar que aún antes de la visión celestial y la batalla del Puente Milvio, Constantino se hacía acompañar de algunos obispos, y sobre todo de Osio de Córdoba, quien más tarde se daría a conocer como uno de los consejeros favoritos del Emperador. Luego, aunque Constantino después diría que su conversión se debió a una visión celestial, y aunque sus biógrafos siempre trataron de subrayar el carácter repentino de esa conversión, no cabe duda de que muchos factores habían ido conduciendo al César de las Galias al punto en que estuvo preparado para su visión. (Si bien los dos escritores antiguos más dignos de crédito -Eusebio y Lactancio, ambos relacionados directamente con el Emperador- no concuerdan en todos los detalles de la conversión de Constantino, sí están de acuerdo en afirmar que, en vísperas de la batalla del Puente Milvio, Constantino tuvo una visión -ya sea en sueños, ya en el cielo- en la cual se le prometía que bajo el signo de Cristo sería vencedor. Al otro día, Constantino hizo confeccionar un estandarte adornado de piedras preciosas, y en el que resaltaba el monograma con la chi y la rho, representando las dos primeras letras del nombre de Cristo. Además, ordenó que sus soldados pintasen sobre sus escudos el mismo monograma. Como es sabido, las tropas de Constantino derrotaron decisivamente a las de Magencio, y éste murió ahogado al caer al río.) Historia de las misiones. Justo L. González 

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 B. EL IMPERIO CRISTIANO Y LA SUPRESION DEL PAGANISMO. PARTE 1. 

1. La  Conversión de Constantino.

La conversión de Constantino es uno de esos pocos grandes acontecimientos que parecen ser como hitos gigantescos que se alzan en medio del camino de la historia, señalando nuevos rumbos y abriendo nuevas posibilidades. Quizá por eso mismo es también uno de los acontecimientos más discutidos en la historia de la Iglesia. Para unos, fue el comienzo de esa perversión del carácter del cristianismo que a la postre requeriría la Reforma del siglo XVI. Para otros, fue el triunfo de la Iglesia perseguida sobre sus persecutores, la rendición de la resistencia pagana y la máxima expresión de la pujanza de la Iglesia de los primeros siglos. Ambas interpretaciones son parcialmente correctas, pues un acontecimiento del orden de la conversión de Constantino no podía sino tener grandes consecuencias para la vida de la Iglesia -consecuencias tanto positivas como negativas, así como consecuencias postivas con inmensas potencialidades negativas. Hay algo en lo que casi todos los historiadores más serios concuerdan: Constantino se convirtió -y se convirtió sinceramente- en el año 312. (J.  Burckhardt,   (Die Zeit  Konstantins  des Grossen, p.  334) juntamente con un buen número de historiadores del siglo XIX, pensaba que Constantino no se había convertido sino por razones de conveniencia política, y ponía en duda su sinceridad al proclamarse cristiano. Sin embargo, como afirma A. H. M. Jones, ( Constantine and the Conversion o/ Europe, p. 73), "Constantino hubiera tenido que ser un prodigio intelectual para haber sido un racionalista en la época en que vivió, y el hecho es que, hasta donde es posible penetrar en su intelecto, parece haber sido un hombre de mente sencilla".) La divergencia de opiniones gira alrededor del modo en que Constantino veía el cristianismo que había aceptado, y alrededor de las consecuencias que su conversión tuvo para la Iglesia. Historia de las misiones. Justo L. González 

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 k) RESUMEN: LA ACTITUD DE LOS CRISTIANOS HACIA EL PAGANISMO. Podemos decir que el cristianismo avanzó a pasos agigantados por la cuenca del Mediterráneo gracias a los factores y métodos misioneros que acabamos de discutir. Pero todo esto de nada hubiera servido de no ser por el modo admirable en que la Iglesia y los cristianos combinaban una flexibilidad sorprendente con la más estricta rigidez. Si el cristianismo hubiese seguido el camino del sincretismo, acogiendo en su seno toda clase de doctrinas de diversos orígenes y con diversos sentidos, quizá hubiera parecido más atrayente a algunos -y en esto radicaba la gran atracción del gnosticismo cristiano- pero hubiera acabado por desaparecer como desaparecieron todos los sincretismos de la época: esfumado en la vaguedad de sus doctrinas. Si, por el contrario, el cristianismo se hubiese mostrado radicalmente inflexible, como si sólo la Iglesia y la tradición veterotestamentaria poseyesen la verdad, y como si toda verdad pagana tuviese que ser necesariamente falsedad, se le hubiera hecho imposible a un pagano helenista hacerse cristiano sin al mismo tiempo abandonar todo rasgo de helenismo y aprender a pensar como un hebreo. Al colocarse en el justo medio entre estos dos extremos, siendo inflexible en lo esencial y acomodándose en lo periférico a la cultura y las tradiciones del mundo grecorromano, la Iglesia tomó la actitud que mejor podía servir a la expansión del cristianismo, y al mismo tiempo reflejaba, siquiera imperfectamente, el amor del Señor que aún "siendo en forma de Dios" tomó "forma de siervo" por amor de los hombres. Historia de las misiones. Justo L. González 

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 Ni el hombre vale más que la mujer, ni la mujer más que el hombre, por ambos murió Jesús de igual manera:

Gálatas 3:28 Biblia Palabra de Dios para Todos: No hay diferencia entre el judío y el que no es judío, ni entre el libre y el esclavo, ni entre el hombre y la mujer. Todos son iguales en Cristo Jesús.




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 EL PACTO MATRIMONIAL. 

Proverbios 2:16-17 Nueva Traducción Viviente: La sabiduría te librará de la mujer inmoral, de las palabras seductoras de la mujer promiscua. Ella abandonó a su marido y no hace caso del pacto que hizo ante Dios.

Malaquias 2:14 Biblia Palabra de Dios para Todos: Ustedes preguntan: «¿Por qué él no acepta nuestras ofrendas?» Porque el Señor es testigo del pacto matrimonial que cada uno de ustedes hizo con la mujer de su juventud. Pero ustedes la traicionaron aunque era su fiel compañera y esposa legítima.

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 j) Los MISI0NEROS. Algo semejante sucede con la práctica de enviar misioneros, aunque en este caso sí es cierto que la Iglesia de los primeros siglos tenía por costumbre enviar misioneros a otros sitios. Ya hemos mencionado el caso de la Iglesia de Antioquía, que envió a Pablo y sus acompañantes. En el período que estamos estudiando, merece la pena citarse el caso de Panteno, quien hizo un viaje hacia el Oriente  -¿hasta Arabia o hasta la India?-  como "heraldo del Evangelio de Cristo". Además, obras tales como la Didajé y el "Contra Celso" de Orígenes, dan a entender que había un buen número de personas dedicadas exclusiva o casi exclusivamentea ir de lugar en lugar predicando el Evangelio, como antes lo había hecho Pablo. Sin embargo, al parecer una buena parte del trabajo de estas personas consistía en visitar sitios en que ya existían iglesias, y ayudarlas y fortalecerlas en su trabajo -o a veces crearles problemas que antes no tenían, como resulta claro al leer la Didajé. La mayor parte de la expansión del cristianismo en los siglos que anteceden a Constantino tuvo lugar, no gracias a la obra de personas dedicadas exclusivamente a esa tarea, sino gracias al testimonio constante de cientos y miles de comerciantes, de esclavos y de cristianos condenados al exilio que iban dando testimonio de Jesucristo donde quiera que la vida les llevaba, y que iban creando así nuevas comunidades en sitios donde los misioneros "profesionales" no habían llegado aún. Y, una vez sembrada la semilla, el trabajo más digno de notarse no fue tampoco el de los predicadores que visitaban la comunidad para predicarle unos pocos días, sino el de hombres que, como Gregorio de Neocesarea, vivían junto a su pueblo y se sentían responsables, no sólo de su pequeña grey, sino también de toda la comunidad no cristiana en que ella había surgido. Historia de las misiones. Justo L. González 

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 i) EL CULTO. Otro factor que es necesario mencionar, aunque por razón de su escasa importancia como instrumento directo para la expansión del cristianismo, es el culto divino. Como señala Bardy, los cultos orientales que invadían el Imperio a principios de nuestra era --el de Atis y Cibele, el de Isis y Osiris, el de Dionisio,etc.- ofrecían una liturgia fascinante y conmovedora. Frente a esto, la liturgia cristiana -a la que en todo caso no se permitía a los paganos asistir- era en extremo sencilla. Resulta claro que, a diferencia de lo que ha llegado a ser costumbre en muchas iglesias del siglo XX, en la Iglesia primitiva el culto no tenía el más mínimo propósito de servir de ocasión para  la conversión de los no cristianos. El trabajo que hoy llamamos "evangelístico" se realizaba fuera del culto, en los sitios donde la vida común llevaba a los cristianos a establecer contacto con los no creyentes. Historia de las misiones. Justo L. González 

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 h) EL MARTIRIO. De todos los milagros, ninguno tan notable y tan fructífero en conversiones como el milagro del martirio, tan frecuente durante los siglos segundo y tercero. Niños y mujeres, ancianos cargados de años, y esclavos acostumbrados a doblegarse ante la voluntad de sus amos, ofrecían gozosos la vida descansando en la esperanza de una vida futura y regocijándose en la oportunidad de proclamar con sus actos su fe. Para un mundo en busca de realidades que diesen sentido a la vida y la muerte, como era el mundo grecorromano, tales actos eran una prueba de heroísmo -o de locura- que no podía explicarse fácilmente. Muchos son los textos antiguos que dan fe del sacudimiento de una conciencia pagana ante los sufrimientos de algún Mártir cristiano, y es por ello que Tertuliano podía decir que "mientras más se nos destruye más crecemos; la sangre de los cristianos es semilla". Historia de las misiones. Justo L. González 

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 g) LOS MILAGROS. Entre estas personas -y también entre muchas de las personas más cultas del Imperio- los milagros eran un factor importante. Si bien no sabemos cuántos de los hechos prodigiosos que se cuentan de Gregorio de Neocesarea son acontecimientos históricos, resulta claro que todos cuantos se dedicaron a narrar su vida veían en sus milagros uno de los instrumentos más poderosos para lograr la conversión de los paganos. Durante los últimos años de este período aparecen en la literatura cristiana numerosos evangelios y libros de hechos de uno u otro apóstol, y casi todos subrayan lo milagroso como si esto fuera una de las principales garantías de la veracidad del cristianismo. Historia de las misiones. Justo L. González 

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 Jn 18:19-23 Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?

Hch 23:1-5 Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy. El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.

En estas citas vemos dos sucesos parecidos, el juicio de Jesús y el del apóstol Pablo, notamos las diferencias en la reacción de ambos, aún Jesús al ser abofeteado no respondió de forma agresiva, el Apóstol sin ser golpeado reaccionó de manera fuerte, vemos la superioridad de nuestro gran Maestro y uno de sus mejores siervos ¿cómo habrías respondido tú?