El fariseo y el publicano. Parte 3.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Lc 18:13
La postura de oración aceptada consistía en cruzar las manos sobre el pecho y mantener la mirada gacha (Edersheim, Temple, 156). Pero este hombre no mantiene las manos inmóviles sobre el pecho, sino que las mueve para golpearse. Este gesto aún se usa en los poblados de todo Oriente Próximo, desde Irak hasta Egipto. Con los puños cerrados, se golpean el pecho de forma rápida y sucesiva. Este gesto se usa en tiempos de angustia o de rabia. En el Antiguo Testamento no aparece y en los Evangelios tan solo en dos ocasiones (ambas en Lucas). Pero lo curioso es que se trata de un gesto característico de las mujeres. Después de veinte años, solo he encontrado una ocasión en la que los hombres se golpean el pecho de esta forma. Se trata del ritual ashura de los musulmanes chiítas. Es la conmemoración del asesinato de Hussein, el hijo de Alí (el yerno del profeta del Islam). El ritual consiste en representar la escena del asesinato y los devotos se laceran las cabezas rapadas con cuchillos en señal de angustia mientras recuerdan este evento en comunidad. En este ritual, los hombres sí se golpean el pecho. Las mujeres se golpean el pecho en los entierros, pero los hombres no. Para los hombres es un gesto de dolor extremo, y no lo usan casi nunca. Por eso en la Biblia solo lo encontramos en dos ocasiones, aquí y ante el horror de la cruz (Lc 23:48). En este texto dice que toda la multitud se marchó golpeándose el pecho. Esa multitud debía de estar formada por hombres y mujeres, naturalmente. Parece ser que es necesario algo de la magnitud de lo que ocurrió en el Gólgota para hacer que los hombres de Oriente Próximo hagan uso de este gesto. Además, se nos dice que se golpea en el pecho. ¿Por qué en el pecho? En un comentario judío de Eclesiastés 7:2 se nos explica el porqué: R. Mana dijo: Y los vivos lo tendrán presente en sus corazones: los justos son los que, al pensar en la muerte, piensan en su corazón; ¿y por qué se golpean sobre el corazón? Porque es como si dijeran: «Ahí dentro está todo …» (nota: … los justos se golpean sobre el corazón porque saben que es la fuente de todo deseo pecaminoso). (Midrash, Rabba, Ecl. VII, 2,5, Sonc., 177). Tomando del libro Las Parábolas de Lucas. Kenneth Bailey
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