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jueves, 23 de junio de 2022

Escritos diversos

 El amigo a medianoche. Lucas 11:5-8

La literatura exegética contemporánea está llena de referencias a la necesidad de viajar de noche a causa del calor. Esto ocurre en las zonas desérticas de Siria, Jordania y Egipto. No es tan común en Palestina y el Líbano, que tienen algunas colinas en el interior y cuentan en la costa con la brisa del mar. Por tanto, la llegada del amigo a media noche es algo poco habitual. Es probable que la información que recogen muchos libros modernos, diciendo que la comida de una persona consistía en tres piezas de pan, provenga de Rihbany. Esta información podría ser verdad si se tratara de las pequeñas piezas de pan de Siria. Pero no si pensamos en el pan que se come en el resto de Oriente Próximo. En algunos lugares, el pan más común es una barra delgada de unos sesenta centímetros. En otros, un pan redondo, pero más grande que el de Siria. Al invitado se le da una barra entera, que es más de lo que normalmente come una persona. El anfitrión, como dice Rihbany, «tenía que poner delante de su invitado más del número exacto de piezas correspondiente a la comida de un adulto». Jeremias dice que el campesino de Palestina cuece pan todos los días y que «en la aldea se sabe quién tiene todavía pan por la noche». El campesino indio hace pan todos los días, pero el campesino de Oriente Próximo no. Nuestra experiencia en estas tierras confirma lo que Bishop escribe: Parece también como si la casa en cuestión [la casa del amigo que ya está durmiendo] hubiera acabado de hornear unas cuantas barras —a veces suficientes para durar toda una semana o más— … Las subsistencias [del anfitrión] se habían acabado hasta que pudieran llevar la masa que había hecho la familia al horno del pueblo [a la mañana siguiente]. Las mujeres de las aldeas trabajan juntas para hacer el pan, por eso se sabe quién ha hecho pan recientemente. Puede que haya algo de pan en la casa del anfitrión, pero debe ofrecer al invitado una pieza entera. Darle a un invitado una pieza empezada en otra comida era un insulto. Es obligación del anfitrión servir a su invitado, y el invitado a su vez tiene la obligación de comer lo que le sirven. Rihbany escribe: «[El anfitrión] debe servirle algo, aunque el viajero no tenga mucha hambre». Aunque la cuestión no es tanto la comida en sí, sino que sea comida adecuada para la ocasión. Sa’id escribe: «[El anfitrión oriental] tiene la magnánima responsabilidad de ofrecer al invitado aquello que está fuera de su alcance». El elemento crucial en esta parte inicial de la parábola es que el invitado es un invitado de la comunidad, no solo de una persona. Esto queda reflejado incluso en el lenguaje positivo con el que hay que dirigirse a él: «Tu visita honra a nuestra aldea», y nunca «Me honras con tu visita». Así, la comunidad es la responsable de cuidar y atender al visitante. El invitado se tiene que ir de la aldea con una buena impresión de la hospitalidad de esa comunidad. De nuevo Rihbany escribe: «Debido al carácter homogéneo de la vida en Oriente, tomar cosas prestadas se ha convertido en todo un arte». Al ir al vecino, el anfitrión está pidiéndole al amigo que ya está durmiendo que cumpla con su deber como miembro de la comunidad. Si la petición es modesta, es impensable que los miembros de la comunidad den una respuesta negativa. En este caso, lo que se pide es el elemento más humilde de toda la comida: el pan que sirve para acompañar la comida principal.  El pan no es solo comida. El pan hacía las veces de cuchillo, tenedor y cuchara. La comida se pone sobre un plato para todos y a cada persona se le da una pieza de pan. Hay que cortar un trozo del tamaño de un bocado, usarlo para coger comida del plato comunitario e introducírselo todo en la boca. El siguiente paso es repetir la misma operación, cortando de la hogaza otro pedazo de pan. El plato comunitario no se contamina aunque todos coman del mismo, porque cada vez que los comensales toman del plato, lo hacen con un trozo nuevo de pan. El pan siempre se come con algo más. Cuando no hay nada más, el último recurso es restregarlo por un plato lleno de sal. Así, la expresión oriental «comer pan y sal» hace referencia a una situación de pobreza. El anfitrión de la parábola pide pan. Todo el mundo sabe que también necesitará que le presten la comida principal, como vemos en la última línea de la parábola. Tomado del libro Las Parábolas de Lucas. Kenneth Bailey 

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