a) LA POLÉMICA CONTRA EL JUDAÍSMO. El método que aparece una y otra vez en los documentos que han llegado hasta nosotros es el de la polémica y el argumento lógico. Este tipo de argumentación se empleaba ya en el período neotestamentario, sobre todo frente a los judíos, haciéndoles ver cómo Jesús era el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento. Durante el período que se extiende entre el fin del siglo primero y la conversión de Constantino, continúa esta polémica antijudía, pero la polémica frente a la religión y la filosofía paganas viene a ocupar el primer lugar. Esto es señal de que la Iglesia, convencida ya de que los judíos no habrían de convertirse, vuelve su ímpetu misionero hacia los gentiles. La Iglesia del siglo VI es ya una Iglesia de gentiles, y buena parte de su polémica con los judíos no lleva ya el propósito de convencer, sino sólo de aplastar a una religión rival del cristianismo. Como testimonio de la polémica con los judíos, tenemos obras tales como el Diálogo con Trifón de Justino, el tratado Contra los judíos de Tertuliano, y el sermón del mismo título atribuido a Cipriano, además de la llamada Epístola de Bemabé. De todas estas obras, sólo el Diálogo de Trifón parece basarse en un verdadero encuentro entre un judío y un cristiano, y en un esfuerzo de éste último por convencer a aquél. Las otras son ataques al judaísmo como doctrina, y no diálogos con los judíos. En todo caso, el argumento fundamental de los cristianos frente a los judíos es el del cumplimiento de ciertas profecías en la persona de Jesús, especialmente en lo relativo a su nacirmento y su muerte. Además -también al igual que ciertos escritores del Nuevo Testamen- los polemistas cristianos de este período apelan a la tipología, afirmando que ciertos acontecimientos del Antiguo Testamento eran señales, "tipos" o figuras de lo que habría de ocurrir en el Nuevo. Por último, otros escritores cristianos, y muy especialmente los alejandrinos, apelan a la alegoría, negando a menudo el carácter histórico de las narraciones del Antiguo Testamento, y haciendo de ellas alegorías referentes a las enseñanzas del Nuevo. Algunos cristianos -como Marción- negaban la validez del Antiguo Testamento, y pretendían que el cristianismo era algo tan radicalmente nuevo que no podía ser el cumplimiento de las antiguas promesas hechas a los judíos. La inmensa mayoría de los cristianos rechazó tal posición, que pronto fue considerada herética. Historia de las misiones. Justo L. González.
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