Los viajes del apóstol Pablo son de todos conocidos, y no hay razón alguna para ofrecer aquí una reseña de ellos. Baste decir que el apóstol Pablo llevó el Evangelio a Chipre, a varias de las ciudades del Asia Menor, a Macedonia, a las principales ciudades de Grecia, a Roma y
quizá hasta a España. Acerca de sus métodos, lo más notable es que, aunque Pablo se consideraba apóstol a los gentiles, por lo general se acercaba primero a la sinagoga de cada ciudad y allí enseñaba y predicaba el Evangelio. En algunos casos, como en el de Atenas, trataba de encontrar puntos de contacto entre su mensaje y la cultura del lugar. Siempre se ocupaba de la edificación posterior de las iglesias que había fundado y muy especialmente de sanar las divisiones que en ellas aparecían... Sabemos que Pablo no fue el único misionero cristiano de los tiempos neotestamentarios porque el libro de los Hechos y las epístolas paulinas mencionan diversos episodios en los que aparecen otros misioneros. Bernabé y Marcos fueron a la isla de Chipre. La Primera Epístola de Pablo a los Corintios habla acerca del judío alejandrino Apolos, quien laboraba en Corinto. Además, antes de que Pablo llegase a Roma, ya existía una iglesia cristiana en esa ciudad. Aún más, en el pequeño puerto italiano de Puteoli había ya cristianos que acudieron a recibir a Pablo cuando llegó de camino hacia Roma. Todo esto ha de recordarnos que el apóstol Pablo es sólo uno -aunque quizá el más importante- de los muchos cristianos que durante el siglo 1 contribuyeron a hacer llegar su fe a distintas regiones del mundo... Solamente en el caso del apóstol Pedro podemos decir que existen razones para creer en la veracidad de la visita a Roma que la tradición le atribuye. De hecho, esta tradición es tan antigua que aparece reflejada ya en el Nuevo Testamento, y la mayor parte de los antiguos escritores eclesiásticos se hace eco de ella. Como parte de la misma tradición, el martirio de Pedro en Roma debe darse por cierto. Esto no quiere decir, sin embargo, que Pedro haya fundado la iglesia de Roma, pues la Epístola de Pablo a los Romanos parece implicar que hubo en Roma una iglesia cristiana aún antes de las visitas de Pedro y Pablo. En todo caso, el hecho es que a fines del siglo 1 había cristianos en todas las principales regiones del nordeste del Mediterráneo, y que esta expansión se había llevado a cabo sin un plan o estrategia misionera prefijada. Historia de las Misiones. Justo L. González
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