b) LA CONVERSIÓN DE LOS PAGANOS. Si bien la conversión de los bárbaros paganos comenzó a principios del siglo V, y pueblos como los suevos y borgoñones pronto contaron con gran número de cristianos, el paso decisivo, tanto por su importancia inmediata como por sus consecuencias a través de los siglos, fue la conversión de los francos, cuyo punto culminante fue el bautismo de Clodoveo en el año 496. Fue en el año 481 que Clodoveo llegó a ser rey de los francos salios. Este no era un reino de gran extensión o poderío, y durante cinco años el joven rey pareció contentarse con él. Pero en el año 486 Clodoveo emprendió una serie de campañas militares que rápidamente extendieron las fronteras de su reino. En el año 493, Clodoveo tomó por esposa a una princesa católica, Clotilde, hija de Chilperico, rey de los borgoñones. Aunque hacía ya años que el rey de los francos se había mostrado respetuoso hacia el cristianismo y sus obispos, al parecer fue Clotilde quien más influyó en su conversion, Primero Clodoveo consintió en que sus hijos fuesen bautizados, y fue sólo algún tiempo más tarde que él mismo recibió el bautismo. La ceremonia tuvo lugar en Rheims el día de Navidad del año 496, y varios nobles: -y a la larga todo el pueblo- siguieron a su rey a la pila bautismal. "Al parecer, los motivos que impulsaron a Clodoveo a aceptar el bautismo fueron más políticos que religiosos -aunque no debemos olvidar la influencia de Clotilde. En efecto, la Iglesia podía ser un gran aliado en las conquistas que Clodoveo se proponía, y sobre todo en la organización del naciente imperio franco. Para ello era necesario que el Rey fuese cristiano y que sus acciones pudiesen interpretarse como inspiradas por su fe. Al aceptar el bautismo, y al instar a sus súbditos a seguir su ejemplo -aunque no por medios violentos- Clodoveo aceptaba e invitaba el apoyo que la Iglesia, y sobre todo sus obispos, podían prestar a sus propósitos políticos. Es necesario señalar que, aun sin el acontecimiento notable del bautismo de Clodoveo, los francos, como los demás pueblos bárbaros que habían invadido el Imperio, hubieran acabado por aceptar el cristianismo como parte de la cultura romana a que tendían a conformarse. Por otra parte, sin embargo, el bautismo de Clodoveo es importante porque señala el comienzo del gran Reino Franco, que llegaría a constituir un nuevo imperio. En ese imperio los hombres del siglo IX creyeron ver un nuevo despertar del desaparecido Imperio Romano de Occidente, y fue a través de su influencia que el cristianismo logró algunos de sus más grandes avances geográficos. La historia de ese Imperio Franco y de su importancia para la expansión del cristianismo pertenece a otra sección de este capítulo. Historia de las misiones. Justo L. González
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