2. EL CRISTIANISMO EN ARMENIA. PARTE 1. De entre todos estos países, fue en Armenia, y sobre todo a través de la obra de Gregorio el Iluminador, que el cristianismo logró sus conquistas mayores y más permanentes. Durante siglos, la posición geográfica de Armenia, entre el Imperio Persa y el Imperio Romano, la hizo presa de repetidas invasiones, en las que uno u otro imperio hacía valer la superioridad de sus armas. En esta lucha constante, la política romana de conceder a Armenia cierta independencia, y de proteger a sus soberanos legítimos frente a las ambiciones persas, hizo que el sentimiento popular se inclinase más hacia Roma que hacia Persia. Un episodio importante de esta agitada historia de Armenia es la lucha del rey Tiridates III (también llamado Tradt o Tirdat) por recuperar el trono que le había sido arrebatado por las tropas persas de Sapor -episodio que nos interesa aquí por cuanto se relaciona estrechamente con la obra de Gregorio el Iluminador y la conversión de Armenia al cristianismo. Las tropas persas aprovecharon la muerte del rey Cosroes -asesinado por emisarios persas- para invadir a Armenia, y el pequeño heredero del trono, Tiridates, se vio forzado a pedir asilo allende las fronteras del Imperio Romano. El emperador Valeriano intentó detener los avances persas, pero fue derrotado y hecho prisionero, con lo cual Armenia quedó bajo el dominio de Persia hasta que años más tarde el joven Tiridates, con el apoyo del emperador Licinio, se presentó ante las fronteras de Armenia para reclamar el trono que le correspondía por herencia. El pueblo le recibió gozoso, pues el yugo persa era pesado, y en todo caso el Imperio Persa atravesaba momentos difíciles que no le permitían oponer resistencia efectiva a la reconquista de Armenia. Cuando los persas salieron de la guerra civil en que estaban envueltos, el nuevo rey, Narsés, invadió a Armenia e hizo huir de nuevo a Tiridates, quien volvió a refugiarse en la corte de los emperadores romanos. A esto siguió una guerra entre Roma y Persia en la que esta última se vio obligada a pedir un tratado de paz por el cual Roma ganó varias provincias y Tiridates recuperó su trono. A partir de esta última guerra, Armenia conservó su independencia hasta que, después de la muerte de Tiridates, Persia volvió a hacer de ella una provincia suya. Historia de las misiones. Justo L. González
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