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sábado, 25 de junio de 2022

Escritos diversos

 El cesacionismo. Parte 2

Vinson Synan comenta sobre el particular: "La exagerada reacción al montanismo, que llevó a la creencia de que los carismas terminaron con la edad apostólica continuó hasta tiempos modernos. Si bien la Iglesia Católica Romana dejó la puerta abierta para los milagros en las vidas de ciertos santos (algunos pocos de los cuales se dice que hablaron en lenguas y produjeron milagros de sanidad), la iglesia tendió más y más a enseñar que los milagros de la edad apostólica terminaron con la iglesia temprana. Con la institucionalización de la Iglesia, los carismas menos espectaculares de gobierno, administración y enseñanza pasaron al frente como los dones más aceptables al alcance de la jerarquía." La teoría cesacionista recibió su expresión clásica con Juan Crisóstomo, en el siglo IV, a través de sus homilías sobre 1 Corintios 12. Este gran predicador no negaba el ejercicio de los dones en la iglesia de tiempos neotestamentarios, pero sí dejaba en claro que tales carismas habían terminado hacía tiempo. Confesando su ignorancia sobre el tema, Crisóstomo escribió en relación con 1 Corintios 12.4-11:

"Todo este lugar es muy oscuro: pero la oscuridad es producida por nuestra ignorancia de los hechos a los que se hace referencia y a su cesación, siendo que como tales solían ocurrir, pero ahora ya no tienen lugar. ¿y por qué no ocurren ahora? Porque, mirad ahora, la causa de la oscuridad también ha producido en nosotros otra pregunta: esto es, ¿por qué ocurrieron entonces, y ahora no lo hacen más? .. Bien, ¿qué fue lo que pasó entonces? Quienquiera que era bautizado hablaba inmediatamente en lenguas y no solo con lenguas, sino que muchos también profe tizaban, y algunos hacian muchas obras maravillosas... pero más abundante que ninguna otra cosa era el don de lenguas entre ellos". Los reformadores del siglo XVI respondieron a la demanda de los católicos romanos de presentar milagros como evidencias de autenticidad. utilizando los argumentos clásicos elaborados por Agustín y Crisóstomo. Para los protestantes del siglo XVI, todas las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo habían cesado. Desde la Reforma en adelante, entonces,

destacados teólogos protestantes popularizaron el concepto de que la obra del Espíritu Santo y sus manifestaciones quedaron reducidas a la predicación y enseñanza de la Palabra de Dios. Según ellos, los dones, señales, prodigios, milagros y maravillas dejaron de tener vigencia antes de que el primer siglo terminara. La acción poderosa del Espíritu quedaba reducida, de este modo, a una tarea de iluminación de la Palabra por Él inspirada. Según Lutero: "El Espíritu Santo es enviado de dos maneras. En la iglesia primitiva Él fue enviado de una manera visible y manifiesta. Es así como descendió sobre Jesús en el Jordán en la forma de una paloma (Mateo 3.16), y sobre los apóstoles y otros creyentes en la forma de fuego (Hechos 2.3). Este fue el primer envío del Espíritu Santo; esto fue necesario en la iglesia primitiva, que tenía que establecerse con señales visibles por causa de los incrédulos, como testifica Pablo. 1 Corintios 14.22... Las lenguas son para señal, no para los que creen sino para los incrédulos». Pero más tarde, cuando la Iglesia hubo sido reunida y confirmada por estas señales, no hubo necesidad de que continuara este envío visible del Espíritu Santo." Esta era la posición de Martín Lutero, quien abiertamenre rechazó a los Schwórmer o entusiastas de sus días. Estos entusiastas insistían en el ejercicio y la vigencia de algunos dones espirituales, especialmente el de profecía, y enseñaban que la «voz interior» del Espíritu debía ser más seguida que la «voz exterior» de las Escriruras. Siguiendo el énfasis luterano sobre la sola scriptura, Adolf von Harnack señala que dones como el de profecía cesaron con el establecimiento del canon.

Dice él: "El Nuevo Testamento, si bien no todo al mismo tiempo, puso fin a la situación en la que era posible para cualquier cristiano bajo la inspiración del Espíritu dar revelaciones o instrucciones autoritativas. Del mismo modo, previno la creencia en las creaciones fantasiosas con las que tales hombres enriquecieron la historia del pasado, y destruyó sus pretensiones de leer el futuro. Así como la creación del canon, si bien no de manera tajante y rápida, fijó el período de la producción de los hechos sagrados, del mismo modo descalificó para la fe pública toda pretensión de profecía cristiana." Esta oposición o confrontación entre Escritura y Espíritu, que termina por afirmar que la profecía inspirada no puede coexistir con un canon escriturario inspirado, ha sido sostenida por muchos autores, con posterioridad a la Reforma. Tomado del libro La acción del Espíritu Santo en la historia. Pablo Deiros 

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