j) Los MISI0NEROS. Algo semejante sucede con la práctica de enviar misioneros, aunque en este caso sí es cierto que la Iglesia de los primeros siglos tenía por costumbre enviar misioneros a otros sitios. Ya hemos mencionado el caso de la Iglesia de Antioquía, que envió a Pablo y sus acompañantes. En el período que estamos estudiando, merece la pena citarse el caso de Panteno, quien hizo un viaje hacia el Oriente -¿hasta Arabia o hasta la India?- como "heraldo del Evangelio de Cristo". Además, obras tales como la Didajé y el "Contra Celso" de Orígenes, dan a entender que había un buen número de personas dedicadas exclusiva o casi exclusivamentea ir de lugar en lugar predicando el Evangelio, como antes lo había hecho Pablo. Sin embargo, al parecer una buena parte del trabajo de estas personas consistía en visitar sitios en que ya existían iglesias, y ayudarlas y fortalecerlas en su trabajo -o a veces crearles problemas que antes no tenían, como resulta claro al leer la Didajé. La mayor parte de la expansión del cristianismo en los siglos que anteceden a Constantino tuvo lugar, no gracias a la obra de personas dedicadas exclusivamente a esa tarea, sino gracias al testimonio constante de cientos y miles de comerciantes, de esclavos y de cristianos condenados al exilio que iban dando testimonio de Jesucristo donde quiera que la vida les llevaba, y que iban creando así nuevas comunidades en sitios donde los misioneros "profesionales" no habían llegado aún. Y, una vez sembrada la semilla, el trabajo más digno de notarse no fue tampoco el de los predicadores que visitaban la comunidad para predicarle unos pocos días, sino el de hombres que, como Gregorio de Neocesarea, vivían junto a su pueblo y se sentían responsables, no sólo de su pequeña grey, sino también de toda la comunidad no cristiana en que ella había surgido. Historia de las misiones. Justo L. González
No hay comentarios.:
Publicar un comentario