i) EL CULTO. Otro factor que es necesario mencionar, aunque por razón de su escasa importancia como instrumento directo para la expansión del cristianismo, es el culto divino. Como señala Bardy, los cultos orientales que invadían el Imperio a principios de nuestra era --el de Atis y Cibele, el de Isis y Osiris, el de Dionisio,etc.- ofrecían una liturgia fascinante y conmovedora. Frente a esto, la liturgia cristiana -a la que en todo caso no se permitía a los paganos asistir- era en extremo sencilla. Resulta claro que, a diferencia de lo que ha llegado a ser costumbre en muchas iglesias del siglo XX, en la Iglesia primitiva el culto no tenía el más mínimo propósito de servir de ocasión para la conversión de los no cristianos. El trabajo que hoy llamamos "evangelístico" se realizaba fuera del culto, en los sitios donde la vida común llevaba a los cristianos a establecer contacto con los no creyentes. Historia de las misiones. Justo L. González
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