EL LEVANTAMIENTO DE LA IGLESIA Y SU REUNIÓN CON JESÚS O EL MAL LLAMADO RAPTO.
Para
comenzar, quisiera dar a conocer que la palabra “rapto” es un término mal empleado para definir el acontecimiento
donde Jesús vendrá por su iglesia. Según el diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, “rapto” tiene
varios significados. El más común es: “secuestro
de personas con el fin de conseguir rescate”. Este diccionario tiene otra
definición, que podríamos denominar religiosa, la cual dice: “Estado del alma dominada por un sentimiento
de admiración y unión mística con Dios”. Sin embargo, ninguna de estas
descripciones concuerda con lo dicho en las Escrituras.
Otro
término utilizado es “arrebatamiento”.
Según el diccionario antes citado, “arrebatar”
tiene varios significados, pero el más común es “quitar con violencia y fuerza”. Las demás definiciones que nos
ofrece el diccionario se salen del tema que estamos tratando. La palabra “arrebatar” aparece principalmente en la
versión Reina Valera, pero en las versiones modernas la traducen como “subiremos” (versión La Palabra de Dios
para Todos), “llevados” (versión Dios
Habla Hoy). De esta misma forma lo dice la versión Latinoamericana.
El
presente autor ha usado el término “levantamiento”,
que según el diccionario que estamos utilizando significa “acción y efecto de levantar o levantarse”. En este caso, Jesús
levanta la iglesia y la lleva a su presencia en las nubes. Es por esto que al
decir “levantamiento de la iglesia”,
me refiero a este hecho.
Este
ha sido un tema que ha traído controversia debido a lo cuidadoso que hay que
ser para poder interpretarlo. Analicemos por qué se produce el levantamiento de
la iglesia. ¿Cuál es su causa?
Hay un libro que a muchos no les gusta leer debido a su complejidad y, sobre todo, a los acontecimientos terroríficos que presenta. Me refiero al libro de Apocalipsis. Estos sucesos son consecuencia del pecado de la humanidad. Cuando la maldad es desbordante, la ira de Dios se derrama con motivo de esa maldad. Lea detenidamente las citas que voy a colocar, que pertenecen al Antiguo y Nuevo Testamento.
ANTIGUO TESTAMENTO: Sofonías 1:2-18,
Malaquías 4:1, Isaías 2:12-21, 24:1-22, 34:1-4, Jeremías 25:32-38.
NUEVO TESTAMENTO: Apocalipsis 6, 15:1,
16:1, 18:4-5
Todos estos pasajes bíblicos relatan la ira de Dios. Sin embargo, las
Escrituras enseñan que la iglesia no presenciará ese momento. Leamos 1
Tesalonicenses 1:10: “y esperar de los
cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús quien nos libra
de la ira venidera” (énfasis añadido. A menos que se indique lo
contrario, la versión bíblica a usar será la Reina Valera 1960). Otra versión
dice: “… quien nos salva del castigo
que el mundo va a recibir por su pecado” (énfasis añadido) versión
Biblia de Dios para Todos. “Jesús es
quien nos salva del terrible castigo que viene” (énfasis mío)
versión Dios Llega al Hombre. Lea esta otra cita: “porque Dios no nos ha elegido para sufrir su castigo, sino que nos
eligió para tener salvación…” 1 Tesalonicenses 5:9 versión Palabra de Dios
para Todos.
La Biblia narra cómo en una ocasión Dios derramó su ira sobre toda la
humanidad a causa de la maldad (Génesis 6:5-8), pero Dios salvó a Noé y su
familia porque eran justos (Génesis 7:1). De esta misma manera salvará a la
iglesia. Procedamos a examinar cómo sucederá este hecho. Leamos 1 Corintios
15:51-52: “Pero quiero que sepan un
secreto: no todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un momento,
en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene el último toque de trompeta. Porque
sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados para no morir. Y nosotros
seremos transformados” versión Dios Habla Hoy. Lea también 1 Tesalonicenses
4:15-17: “… que nosotros, los que
quedamos vivos hasta la venida del Señor, no nos adelantaremos a los que
murieron. Porque se oirá una voz de mando, la voz de un arcángel y el sonido de
la trompeta de Dios, y el Señor mismo bajará del cielo. Y los que murieron
creyendo en Cristo resucitarán primero; después, los que estemos vivos seremos
llevados, juntamente con ellos, en las nubes, para encontrarnos con el Señor en
el aire…” versión Dios Habla Hoy.
El texto es claro: nos muestra que ocurrirá en un
abrir y cerrar de ojos y que primero serán resucitados los justos y después los
que estén vivos serán transformados, pero solo aquellos que siguen a Jesús. Un
punto de suma importancia es que hay dos resurrecciones: la de los justos y la
de los injustos (Juan 5:28-29, 11:24, Daniel 12:2). La resurrección de los
justos es para ser transformados, recibir recompensas (Mateo 6:19, Apocalipsis
22:12) y estar la eternidad con Dios. Mientras tanto, la resurrección de los
injustos es para ser juzgados y pasar una eternidad sin Dios en un gran
sufrimiento (Apocalipsis 20:6, 11-15). La primera resurrección se divide en dos
etapas: la primera ocurre cuando Jesús viene en las nubes y recoge su iglesia.
En este preciso momento resucitan los justos (1 Tesalonicenses 4:15-17, 1
Corintios 15:51-52, Daniel 12:13). (Un aspecto a
considerar es que en el levantamiento de la iglesia, cuando Jesús en las nubes
la espere, Él no será visto. Todos lo verán cuando venga a reinar). La otra etapa
ocurre al final de la tribulación, donde resucitan solo aquellos que murieron
como mártires en manos del anticristo. Leamos Apocalipsis 20:4: “y vi tronos, y se sentaron sobre ellos
los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por
causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no
habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en
sus frentes ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (énfasis
mío).
Examinando cuidadosamente
la cita anterior, se puede distinguir a la iglesia de aquellos que son
asesinados por el anticristo. La primera parte del texto habla de unos tronos y
de aquellos que se sentaron en esos tronos. Pero ¿quiénes son estos que se
sientan en tronos y reciben el poder de juzgar? El apóstol Pablo nos responde
esta incógnita en 1 Corintios 6:2-3: “¿acaso
no saben que el pueblo de Dios ha de juzgar al mundo? Y si ustedes han de
juzgar al mundo ¿cómo no son capaces de juzgar estos asuntos tan pequeños? ¿no
saben que incluso a los ángeles habremos de juzgarlos nosotros?..” versión
Dios Habla Hoy.
Es clara la
relación que tienen estas citas, las cuales muestran un mismo acontecimiento.
Sin embargo, si lee con cuidado Apocalipsis 20:4 notará que los que resucitan
en ese momento son aquellos que murieron a manos del anticristo, pero no nombra
a todos aquellos cristianos y justos que murieron antes de que el anticristo
apareciera. Esto es debido a que la iglesia es la que se encuentra sentada en
los tronos para juzgar. Estos que mueren a manos del anticristo son aquellos
que se convertirán en la época de la tribulación y que por causa del testimonio
de Jesús morirán (Apocalipsis 12:17, 7:9-14).
Otros pasajes
bíblicos que dan luz acerca del tema se encuentran en Apocalipsis. Leamos
Apocalipsis 7:1-8. En esta cita encontramos el relato acerca del sello que se
les coloca a 144,000 personas de las tribus de Israel. OJO, son solamente del
pueblo de Israel y ocurre al principio de la tribulación (la ira de Dios). Esto
lo confirmamos leyendo Apocalipsis 7:2-4: “vi
también a otro ángel que subía de donde sale el sol y tenía el sello del Dios
vivo y llamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había dado el
poder de hacer daño a la tierra y el mar diciendo: no hagáis daño a la
tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a
los siervos de nuestro Dios, y oí el número de los sellados: ciento cuarenta
mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel” (énfasis
mío).
Se puede dar cuenta
como de manera específica se dice que los únicos que son protegidos de la ira
de Dios son un número determinado de personas del pueblo de Israel. Un suceso
parecido está narrado en el libro de Ezequiel capítulo 9, donde Dios manda a
matar a todos los pecadores de Israel, con excepción de los sellados. La
diferencia radica en que en el libro de Apocalipsis se refiere al mundo entero,
mientras que en el libro de Ezequiel solo se refiere a Israel.
El punto clave en
esta cita bíblica es ¿por qué solo se sella a los siervos israelitas y no a la
iglesia? La respuesta encaja perfectamente con el tema que estamos tratando:
como la iglesia no está, no puede ser sellada y esto debido a que Jesús se la
llevó para que no sufriera la ira de Dios. Un pasaje que complementa lo que he
dicho anteriormente se encuentra en Apocalipsis 12:13-16, donde relata que Dios
protege a Israel del ataque del diablo, mientras los que se convierten al Señor
en esa época reciben el ataque. Me refiero a los no israelitas que creen. En Apocalipsis
12:17, a estas personas el diablo las ataca y ellas mueren (el ataque es a
través del anticristo).
Apocalipsis 7:9-17
narra una parte del final de la tribulación. Dice el apóstol que vio a muchas
personas vestidas de blanco quienes provenían de diferentes naciones, tribus y
lenguas. La Escritura es clara al decir que no son del pueblo de Israel. Estas
personas mueren a manos del anticristo. Leamos Apocalipsis 7:14: “…Estos son los que han salido de la gran
tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre
del cordero” (énfasis mío). Ahora leamos Apocalipsis 20:4: “… y vi las almas de los decapitados por
causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían
adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus
frentes ni en sus manos…” (énfasis mío). Los que no adoraban a la bestia ni
a su imagen eran asesinados (Apocalipsis 13:15).
Examinemos otra
cita bíblica. Leamos Apocalipsis 14:14-20: “Miré,
y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del
Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y
del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la
nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de
la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la
tierra, y la tierra fue segada. Salió otro ángel del templo que está en el
cielo, teniendo también una hoz aguda. Y salió del altar otro ángel, que tenía
poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo:
Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están
maduras. Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la
tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el
lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los
caballos, por mil seiscientos estadios”.
Ahora
escudriñémoslo paso a paso:
Ø En la primera parte del texto se narra la aparición en una nube blanca de alguien semejante al hijo del hombre. Este personaje es Jesús (Daniel 7:13, Mateo 24:30, Apocalipsis 1:12-18). Como dije en una parte de este estudio, cuando ocurra el levantamiento de la iglesia por Jesús, Él no será visto. Él toma la iglesia y la lleva a su presencia en las nubes (1 Tesalonicenses 4:17), pero ninguno lo podrá observar ya que será en un abrir y cerrar de ojos (1 Corintios 15:51-52). Sin embargo, más adelante Jesús podrá ser observado debido a que Él mismo dice que cuando venga a reinar será un acontecimiento tan espectacular que todo ser humano podrá verlo. Pero la Escritura es específica al decir que sucederá cuando Él venga a reinar (Mateo 24:29-30, Apocalipsis 1:7). Pero Jesús para poder instaurar su reino primero tiene que derrotar al anticristo y deshacer su gobierno (2 Tesalonicenses 2:8-9, Apocalipsis 19:11-21). Por consiguiente, Jesús no será visto cuando venga a buscar a su iglesia, sino cuando venga a reinar. Este es un acontecimiento único que solo sucede una vez.
Ø Jesús mete la hoz y cosecha, la hoz es un instrumento que es utilizado para cosechar.
Ø Aparece un ángel que
también lleva una hoz, y éste vendimia valga la redundancia, una viña.
Ø Las uvas que recoge
este ángel las coloca en un lagar (es un recipiente que se usa para exprimir
las uvas). Lo que se hará en este lugar representa la ira de Dios.
Ø
¿Quién pisa el lagar que se mencionó anteriormente?
Apocalipsis 19:15 nos responde esta incógnita mostrándonos que es Jesús.
Recuerde que al principio se comentó que Cristo nos libra de la ira de Dios,
que también es su ira (Apocalipsis 6:16-17). Él no puede derramar su ira sobre
la iglesia debido a que la iglesia es su cuerpo. Y sabiendo que la ira es
consecuencia del pecado, no debemos esperar que el cuerpo de Cristo, que es la
iglesia, la cual es santa y sin mancha (2 Corintios 11:2, Efesios 1:4, 5:25-27,
Colosenses 1:22), reciba esa sentencia.
En Isaías
63:1-6: “¿Quién es éste que viene de
Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en
la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por
qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado
yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y
los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis
ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis
redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no
hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi
ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su
sangre”.
Dios toma la figura del lagar para dar a conocer su ira por el pecado. Asimismo Joel 3:13-15: “Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”.
Ø
Al pasaje de Apocalipsis 14:14-20 lo podemos
relacionar con Mateo 3:12. Jesús en Apocalipsis aparece con una hoz para
cosechar. En Mateo aparece como el que limpia el trigo y lo separa guardándolo
en un granero y después quemando la paja. En Apocalipsis, Jesús es quien pisa
el lagar. En ambas citas, Jesús primero recoge la cosecha que representa a la
iglesia y después procede a derramar su ira. En definitiva, es imposible que la
iglesia, que son los hijos de Dios, sufran su ira.
Analicemos otro aspecto. Leamos Apocalipsis 19:14: “Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos”. Esta cita muestra que el ejército de Jesús está vestido con lino finísimo. Asociemos este pasaje con Apocalipsis 19:7-8: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino son las acciones justas de los santos”. También con Apocalipsis 3:5: “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”. También con Apocalipsis 17:14: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles”. Y por último Colosenses 3:4: “…cuando Él aparezca ustedes también aparecerán con Él llenos de gloria” versión Dios Habla Hoy.
Con estas
citas bíblicas es claro que la iglesia vendrá con Jesús cuando venga a derrotar
al anticristo y a colocar su reino sobre la tierra. Y si la iglesia viene con
Él es porque antes se la había llevado.
A manera de resumen, les dejo estas palabras:
El levantamiento de la iglesia muchos creen que no ocurrirá.
Que los hijos de Dios en la tribulación se quedarán.
Pero esto no puede pasar.
En Primera de Tesalonicenses 1:10 dice que de la ira Él nos librará.
Jesús a su propio cuerpo no puede castigar por la maldad,
ya que Él viene por una iglesia sin mancha y sin iniquidad.
Nota: si alguno tiene inquietudes con respecto al estudio escrito
anteriormente, puede comunicarse conmigo.
Atentamente,
Hernando Álvarez
Correo: siloh83@hotmail.com
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