EL CRISTIANO Y EL DIEZMO
En este tiempo, nuestra sociedad se caracteriza por
tener una organización capitalista. Esta estructura consiste en que cada
individuo puede tener un monto indefinido de capital obtenido de forma legal
sin que el estado se lo prohíba. Este sistema tiene aspectos positivos y
negativos, pero en este caso, analizaré algunos aspectos negativos por su relación
con el tema.
Uno de estos aspectos negativos se resume como la
supervivencia del más fuerte, definición dada por la teoría evolutiva
relacionada con la selección natural. En la lucha por adquirir posesiones, se
pierde la compasión hacia los demás y se hacen las cosas sin importar si
afectan a una persona, familia o sociedad. Esto trae riqueza para algunos y
pobreza para otros.
Además, el dinero toma una importancia radical,
surgiendo en las mentes de las personas el querer acumular cada vez más y más,
quedando rezagado el pensamiento de dar. Este problema se resume con una frase
conocida: “si tienes mucho vales mucho,
si tienes poco vales poco”. Así que, dependiendo del dinero que tienes, esa
será la importancia que posees. Es de esta forma que el acto de dar se
convierte en una acción de poca inteligencia. De ahí que no sea raro encontrar
que el hablar del diezmo se haya convertido en un camino difícil de transitar.
Para tratar este tema, tenemos que tener en cuenta
dos puntos de vista: el del inconverso y el del cristiano. Comencemos con el
inconverso. Entre estas personas, es común encontrar frases como: “eso es un robo”, “los están estafando”,
“los que dan eso son unos bobos”, etc. Entre aquellos cristianos que no
están de acuerdo con este tema, resultan frases como: “el diezmo se daba en la ley”, “estamos en la gracia, no en la ley para
que demos diezmos”, etc.
Para dar respuestas a estas inquietudes, primero
tenemos que examinar desde cuándo se da el diezmo. El primer caso que narra la
Biblia se encuentra en Génesis 14:17-24. Este texto relata el momento en que
Abraham le dio el diezmo a Melquisedec. El siguiente caso se encuentra en
Génesis 28:20-22. Este pasaje revela el pacto que hizo Jacob con Dios, donde
Jacob promete darle el diezmo si éste le protegía y le hacía volver en paz a su
tierra. Aquí, el diezmo es el resultado de un pacto entre Jacob y Dios, fue
decisión de Jacob el darlo.
A continuación, le sigue Levítico 27:30-34. En esta
cita, el diezmo está constituido como un estatuto de la ley. Otros pasajes que
lo nombran en el Pentateuco son: Números 18:21,24-31; Deuteronomio 14:22. La
explicación del por qué Dios ordenó entregar el diezmo lo encontramos en
Números 18:21 “a los hijos de Leví les
doy en herencia todos los diezmos de Israel, a cambio del servicio que prestan
en la tienda de las citas” versión latinoamericana. Pero a esto se le añade
la labor de ayudar a los huérfanos, a las viudas, en fin, a las personas con
necesidad.
Leamos Deuteronomio 14:28-29 "Al final de cada tres años, sacarás todo el diezmo de tus
productos de aquel año y lo guardarás en tus ciudades. Entonces vendrán el
levita que no tiene parte ni heredad contigo, el forastero, el huérfano y la
viuda que haya en tus ciudades. Ellos comerán y se saciarán, para que Jehovah
tu Dios te bendiga en toda obra que hagas con tus manos.” (A menos que se
indique lo contrario, la versión bíblica a usar será la Reina Valera de 1960).
Para comprender por qué Dios le daba el diezmo a
los levitas, debemos saber que Israel estaba conformado por doce tribus, de las
cuales once recibieron tierras para cultivar, apacentar el ganado, para
trabajar en ella y poder recibir el sustento diario. Pero una tribu, la de Levi
no recibió estos beneficios, sino que Dios los tomó para que sirvieran en el
Templo todo el tiempo.
De esta manera hay que analizar algo: si ellos iban
a estar ocupados en el Templo todo el tiempo ¿en qué momento trabajarían la
tierra para recibir el sustento? ¿Cómo conseguirían para el sustento, el
vestido y todo lo necesario si trabajaban a tiempo completo en el Templo? Pero
como trabajan para Dios, el salario que Él les otorga es el diezmo, las
ofrendas, las primicias, etc.
La sabiduría de Dios se muestra por las soluciones
que ofrece. Al pedir el diezmo, se le honra a Él (Proverbios 3:9-10; Salmos
96:8) y además se provee a una tribu de todo lo que necesita, incluyendo la
ayuda ofrecida a los más necesitados. La tribu de Levi recibía los diezmos y, a
su vez, del producto que recibían daban el diezmo al sumo sacerdote. De esta
manera queda claro que el diezmo no fue el invento de algún hombre astuto que
quería enriquecerse estafando a los demás, sino que fue un estatuto dado por el
Señor y, en otros casos, fue la voluntad de una persona para honrar a Dios. Así
damos respuesta a la objeción del inconverso y pasamos a la declaración
incorrecta que tienen algunos creyentes.
La defensa de dichas personas consiste en que el
diezmo fue dado en la ley y que solo los que están bajo la ley son obligados a
cumplirla. Los cristianos, por no estar bajo la ley sino en la gracia, no
tienen la responsabilidad de guardarla. Es aceptable decir que no estamos en la
ley; el Nuevo Testamento es claro en este tema. Es en este punto donde comienzo
a explicar el hecho del porqué Abraham le dio el diezmo al sacerdote
Melquisedec.
Leamos Hebreos 7:5-6: “Según la ley de Moisés, los sacerdotes que son descendientes de Levi
tienen el derecho de cobrarle al pueblo la décima parte de todo, a pesar
de que son sus parientes y descienden de Abraham lo mismo que ellos. Pero
Melquisedec, aunque no era descendiente de Levi, le cobró la décima parte a
Abraham, que había recibido las promesas de Dios.” (Versión Dios llega
al hombre; énfasis mío).
Con este pasaje como fundamento, podemos decir de manera fehaciente que el diezmo para darse no tiene que existir precisamente una ley que lo ordene. El texto hace memoria del derecho que tienen los levitas de cobrar el diezmo y relaciona este derecho con el encuentro que tuvo Abraham con Melquisedec, donde Abraham le entrega la décima parte del botín. Lo interesante es que Abraham no estaba obligado por una ley a darlo ya que la ley no existía así como tampoco existía la tribu de Levi. La pregunta que surge es ¿por qué Melquisedec le cobró el diezmo a Abraham y quién le dio esa autoridad? Para responder esta interrogante primero tenemos que saber quién es Melquisedec.
Para colocarlo de una manera sencilla redactaré por
puntos las características de este misterioso personaje:
Ø Es
superior a Abraham: Hebreos 7:6-7 “… así Melquisedec
bendijo a Abraham; y nadie puede negar que el que bendice es superior al
bendecido” versión Dios llega al hombre, hebreos 7:4 “Ahora bien,
fijaos en lo importante que sería Melquisedec, que nuestro propio antepasado
Abraham le entregó la décima parte del botín arrebatado a los reyes en la
batalla” versión Dios habla hoy.
Ø Es superior a cualquier sacerdote levítico: hebreos 7:9-10 “Y se puede decir que los sacerdotes, que descienden de Levi y que ahora reciben el diezmo, dieron también el diezmo a Melquisedec al dárselo Abraham. Porque, en cierto sentido, cuando Melquisedec salió al encuentro de Abraham, este ya llevaba en su cuerpo a sus descendientes, que aún no habían nacido.” Versión Dios habla hoy.
Ø El significado de su nombre: Melquisedec significa Rey de justicia, y era Rey de Salem, o sea Rey de paz (Hebreos 7:2) éstos son títulos del Mesías, lea Isaías 9:5, 11:5, 32:1, Jeremías 23:5-6.
Ø Es sacerdote para siempre: Salmo 110:4 dice: “El Señor hizo una promesa y no se echará atrás: serás sacerdote para siempre, de la misma manera que Melquisedec” (Versión La Palabra de Dios para Todos). Esta promesa proclama que Jesús será sacerdote eternamente, así como Melquisedec lo es (Hebreos 7:8, 15-16). Llegado a este punto, hay que considerar cierta dificultad: ¿cómo pueden existir dos sacerdotes que ministren para siempre?
El autor de la carta a los Hebreos dice que el sacerdocio levítico tenía la falla de tener varios sacerdotes en diferentes tiempos porque morían (Hebreos 7:23). Además, para ministrar en el templo en el lugar santísimo solo se necesita un sumo sacerdote, así está contemplado en la ley. El sumo sacerdote es el único que entra al lugar santísimo una sola vez para hacer sacrificio por el pueblo (Levítico 16:2-3, 34). Jesús hizo ese sacrificio (Hebreos 9:23-28), pero de Melquisedec no hay referencia de que lo haya realizado. No podía hacerlo ya que, si lo hubiera hecho, el perdón de los pecados de la humanidad habría sido antes del sacrificio de Jesucristo, juntamente con la purificación del templo, colocando de esta manera como innecesario un sacrificio posterior.
Que
Melquisedec sea Sumo sacerdote y Rey tiene ciertas implicaciones:
ü Era Rey y sacerdote de una nación: Melquisedec era Rey, entonces tenía una nación a su cargo. Era sacerdote, entonces representaba a un pueblo ante Dios (Hebreos 5:1). El punto a considerar aquí es que el pueblo que ministraba Melquisedec tenía que ser escogido por Dios. Debía ser un pueblo que se rigiera bajo sus normas. En este orden de ideas, se origina una contradicción en las Sagradas Escrituras, las cuales declaran que el pueblo que Dios escogió entre todas las naciones fue Israel y los escogió por causa de Abraham (Deuteronomio 7:6-8, 4:19-20, 14:2; Romanos 3:2). Como sabemos, las Escrituras no se pueden contradecir debido a que son inspiradas por Dios (2 Timoteo 3:16-17).
ü Ministraba en un Templo:
Melquisedec, como sacerdote, tenía que presentar ofrendas y sacrificios por el
pecado, debido a que ese es uno de los oficios del sacerdote (Hebreos 5:1).
Esto conlleva que, para poder ofrecer esos sacrificios, tenía que hacerlos en
un Templo. Existían dos tipos de templos donde, por mandato de Dios, se
ofrecían sacrificios: el Templo judío, donde ministraban los sacerdotes
levitas, y el templo que está en el cielo, el cual fue tomado como modelo para
construir el Templo levita (Hebreos 8:2, 5, 9:23-28).
Ahora
bien, en el Templo levita se hacía un sacrificio para purificarlo. El escritor
de la carta a los Hebreos dice que en el templo del cielo también debe hacerse
ese sacrificio, el cual fue hecho por Jesús quien ofreció su propio cuerpo y
fue un solo sacrificio (Hebreos 9:23-28). Si Jesús tiene el mismo sacerdocio de
Melquisedec y Jesús ministra en el templo que está en el cielo, entonces
Melquisedec debe ministrar en el mismo Templo.
Como existían dos tipos de Templos, la copia que se hallaba en la tierra en el momento que se le apareció Melquisedec a Abraham aún no existía. Por ende, Melquisedec debe ministrar en el templo del cielo. Pero hay cierto problema: ¿qué sacrificios presentó Melquisedec? Sabemos que los levitas presentaban animales, los cuales eran una sombra del verdadero sacrificio que quitaba pecados, el de Jesús (Hebreos 8:4-5, 10:1-14). Además, la Biblia hace énfasis en que este sacrificio de Jesús fue el único que se hizo para purificarlo. De esta manera se puede concluir que Melquisedec no hizo sacrificios. Y si no hizo sacrificios ¿cómo podría ser sacerdote ya que el sacerdote se caracteriza porque tiene que presentar ofrendas y sacrificios (Hebreos 8:3)?
ü La existencia de un sacerdocio superior al
levítico antes de que este existiera: El sacerdocio de
Melquisedec es superior al sacerdocio levítico (Hebreos 7:8-10). Siendo así,
¿por qué Dios instauró un sacerdocio inferior si ya había colocado antes uno
superior? Precisamente, el sacerdocio de Jesús fue colocado porque el
sacerdocio levítico era ineficiente (Hebreos 7:11-19). Entonces, no tendría
ninguna lógica quitar un sacerdocio perfecto y reemplazarlo por uno imperfecto.
Muchos tienen el pensamiento de que Melquisedec fue un rey que existió en la época de Abraham. Dadas las contradicciones que esto genera, es poco probable. Pienso que tiene más coherencia con el contexto general de la Biblia que Melquisedec sea una manifestación de Jesús en el pasado. Explicaré de forma más detallada el porqué:
· Es
superior a Abraham: Que Melquisedec sea Jesús explicaría por qué
Abraham le dio el diezmo sin que existiera una ley que lo obligara, haciéndolo
de manera voluntaria. El escritor de la carta a los Hebreos dice: “Según la ley de Moisés, los sacerdotes que
son descendientes de Levi tienen el derecho de cobrarle al pueblo la décima
parte de todo, a pesar de que son sus parientes y descienden de Abraham lo
mismo que ellos” (Hebreos 7:5, versión Dios Habla Hoy). Lo que manifiesta
esta cita es que los levitas son iguales a las demás tribus, debido a que todos
descienden de Abraham. Unos no son de sangre más pura que los otros; todos son
iguales. Por lo tanto, no son superiores y, como no lo son, no tienen ni el
poder ni la autoridad para cobrar el diezmo a sus iguales. Pero el escritor es
claro al decir que Dios le da esa autoridad a los levitas para que puedan
hacerlo.
Sin embargo, en el caso de Melquisedec no hay una ley que le haya dado esa autoridad. Es de esta manera que Abraham reconoce en Melquisedec a alguien superior. La pregunta es: ¿por qué Abraham no lo trató de igual a igual sabiendo que es el hombre de las promesas y que todos fueron creados por Dios en igualdad de condiciones? A través de este hecho podemos recordar otro parecido relatado en Génesis 18:1-15, donde Abraham reconoce a Dios en una de sus manifestaciones como humano o también llamada teofanía. Claro, debió ser por revelación del Espíritu que supo quién era, ya que este personaje nunca se lo comentó. Es interesante que después del contacto de Abraham con Melquisedec, cuando Jacob tiene un encuentro con Dios, él le ofrece el diezmo (Génesis 28:20-22).
· Es
superior a cualquier sacerdote levítico: Melquisedec no solo es
superior a Abraham, sino que también es superior a cualquier sacerdote
levítico. Como expresé en el punto anterior, la tribu de Levi recibió la
autoridad para cobrar el diezmo. El autor de la carta a los Hebreos declara que
la autoridad que tiene Melquisedec es superior a la autoridad dada a los
levitas. Por ende, su sacerdocio es de mayor trascendencia. Esto no es sorpresa
ya que mayor valor tiene el objeto real que una copia.
El sacerdocio levítico tiene como característica el ser imperfecto y una de las causas es porque los que ministran son mortales y tienen que ser reemplazados una vez que muere alguno de ellos (Hebreos 7:23-24). Pero el sacerdocio de Jesús es perfecto y tiene la singularidad de ser inmutable, ya que nunca cambia el sacerdote. Si Melquisedec no es Jesús, entonces Jesús le siguió a Melquisedec en el sacerdocio, quebrantando la inmutabilidad de dicho sacerdocio ya que se presentan cambios igual que en el sacerdocio levítico. Ya no es inalterable
· El significado de su nombre: Que Melquisedec tenga títulos que representan a Jesús implica que Jesús no es único. A Jesús se le nombra como “El Mesías”, que significa “El Ungido”. Note que se le denomina con “el”, no con “un”. Ya que “el” representa a algo o a alguien singular, único, mientras que “un” representa a algo o alguien perteneciente a muchos con las mismas características. En la historia de Israel existieron muchos ungidos, pero ninguno como Jesús. Él es único.
· Es
sacerdote para siempre: Ya hemos visto la dificultad que surge al
pensar que Melquisedec es sacerdote para siempre, al igual que Jesús. De esta
manera, toma fuerza la posibilidad de que Melquisedec sea una manifestación de
Jesús en el pasado. Solo así se podría explicar por qué ambos son sumo
sacerdote de un mismo Templo eternamente. Se explica el por qué Melquisedec
podía ser sacerdote sin presentar ofrendas. De esta manera, tenía acceso al
templo porque después haría el sacrificio, me refiero a la crucifixión,
llevando a cabo el perdón de los pecados y la salvación de la humanidad. Se
puede explicar la inmortalidad de ambos.
Considere
algo: Jesús, desde antes de la fundación del mundo, había sido escogido para
morir por los pecados de la humanidad. Al hablar del sacrificio de Cristo, se
tiene implícita la purificación del Templo celestial. Si se habla de un
sacrificio por los pecados del hombre, este sacrificio se podía hacer solo en
el tiempo de la existencia de la humanidad. Antes de la creación, no podía
sacrificarse Jesús. Entonces, como mínimo, el Templo celestial existe desde que
fue creado el hombre y, desde ese tiempo, Jesús estuvo esperando para
encarnarse y sacrificarse por el hombre y purificar el Templo (Hebreos
9:23-26). Notemos que solo se necesitaba un sacrificio por la humanidad y por
el Templo y sabemos que eso lo hizo Jesús siendo el sacrificio y el sumo
sacerdote que lo presentaba. Por lo que era innecesario un sacerdote antes de
Jesús.
Por tanto, es una gran probabilidad que Jesús sea Melquisedec, quien se presentó en el pasado con esta figura dejando un precedente para el futuro. Además del hecho de que no se debía presentar en su verdadera forma (para mayor información puede leer la enseñanza "La Doctrina de la Trinidad de Dios", en el ítem F: "Jesús en el Antiguo Testamento", donde se habla con mayor detalle acerca de este aspecto).
· Melquisedec era rey y sacerdote de una nación: La consideración en este punto es que, al ser rey, Melquisedec tenía que serlo de un pueblo escogido por Dios. Sin embargo, vimos que este supuesto contradice las Escrituras. Si Jesús es rey y sacerdote, tal como lo es Melquisedec, entonces Melquisedec debe reinar sobre el mismo pueblo de Jesús. Sabemos que Jesús es sacerdote y rey de la iglesia (Hebreos 5:9-10, 7:23-25; Efesios 5:25-27), pero en la época de Melquisedec no existía la iglesia, ya que Jesús aún no había muerto por ella. Entonces, ¿de qué pueblo era rey y sacerdote Melquisedec?
· Melquisedec ministraba en un Templo: En un punto anterior, expuse la dificultad presentada en este aspecto. Lo que puedo añadir es que, si Melquisedec es un humano diferente a Jesús, ¿cómo podía llegar al templo del cielo con pecado? Dado que Jesús fue el único que no pecó (Romanos 3:21-26; 1 Juan 3:5), si Jesús fue el único, entonces Melquisedec debió pecar. En consecuencia, ¿cómo podía entrar al Templo celestial?
· La existencia de un sacerdocio superior al levítico antes de que éste
existiera: que Jesús sea Melquisedec explica por qué en un
momento de la historia, antes de que existiera el sacerdocio levítico,
apareciera un sacerdocio superior a cualquier otro, y también se explica por
qué dicho sacerdocio desapareció sin dejar rastro.
Un dato interesante que les quiero proporcionar es que Melquisedec,
cuando se encuentra con Abraham, le ofrece pan y vino (Génesis 14:18). Estos
elementos son representativos del nuevo pacto, ya que Jesús así lo determina
(Lucas 22:19-20, Juan 6:51-58), además lo coloca como un mandato para recordar
ese acto (1 Corintios 11:23-26). El pan representa el cuerpo del sacrificio y
el vino la sangre que sella el pacto. Es como si Jesús, muchos años antes de su
encarnación, anunciara el nuevo pacto entre Dios y el hombre.
Habiendo mostrado la probabilidad de que Jesús sea Melquisedec y que Él
recibe el diezmo no porque haya una ley que lo exija, sino porque la grandeza
de su ministerio, su autoridad y superioridad demandan que así se haga; mediten
esto: los levitas necesitaban del diezmo y la ofrenda para sobrevivir, pero
Melquisedec, siendo Rey, no necesitaba de este beneficio. De esta manera, lo
que hizo Abraham fue reconocer la autoridad que posee dicho sacerdocio.
Llegados a este punto, cualquiera podría decir que Jesús no está en la tierra
para recibir ese dinero o especie, ya que Él está en el cielo y por eso no
tendría sentido darlo. Para este aspecto me remito al Antiguo Testamento donde
Dios dice: “Y el diezmo de la tierra, así
de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa
dedicada a Jehová” (Levítico 27:30; énfasis mío). La cita anterior muestra
que el diezmo se le daba a Dios, pero el que lo recibía no era Dios en persona
sino sus servidores. El mismo caso ocurre en el Nuevo Pacto: el diezmo dedicado
a Dios se le da a sus servidores, ellos lo toman para su sustento, para
expandir el evangelio y además una parte de ese dinero también se debe tomar
para ayudar a los necesitados como paginas atrás escribí; el Señor Jesús dijo: “…porque el obrero es digno de su salario.”
(Lucas 10:7), “Así también ordenó el
Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” (1 Corintios
9:14). ¿Y cómo se vive del evangelio? Pues recibiendo de aquello que es
dedicado a Dios, ya que Él mismo así lo ordenó. Jesús dijo: "A la verdad, la mies es mucha, pero
los obreros son pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su
mies." (Mateo 9:37-38). Aun hoy, la cantidad de personas que existen
en proporción a los servidores que hay es muy desigual. La demanda es grande y
se necesitan más obreros, pero muchos piensan que el servidor de Dios debe
trabajar medio tiempo y dedicarle a la obra de Dios solo medio tiempo. Jesús no
cree así, la demanda es mucha y se necesita de todo el tiempo disponible.
No hay que olvidar la existencia de personas que
utilizan los caminos de Dios para enriquecerse. Son solo estafadores que se
aprovechan del amor que las personas le tienen a Dios. Esto ha ocurrido desde
los inicios de la iglesia (2 Corintios 11:12-15, 18-21), pero ellos tendrán que
rendir cuentas al Señor de la iglesia, del cual nadie se escapa ni se puede
ocultar. En estos casos, en que las personas daban a Dios, Él recibía las
ofrendas, aunque estos servidores del mal (2 Corintios 11:13-15) se aprovechen
de ese bien.
Otro aspecto en el que quiero dar mi opinión es que muchos argumentan que el que no diezma deja de ser salvo. Me parece que no hay que llegar a tales extremos. El diezmo en el nuevo pacto no aparece como un mandamiento. Sin embargo, como lo aclare en todo este estudio, lo damos para honrar y agradar a Dios, además de aceptar la supremacía de Jesús y su sacerdocio. Si en verdad amamos al Señor y le servimos, entonces le daremos el diezmo, no porque Él nos obligó o para ser salvos, sino porque lo amamos y queremos honrarlo así como lo hizo Abraham.
Ahora voy a entrar a un terreno algo delicado
debido a la gran acogida que tiene en la mayoría de las iglesias. Me refiero a
la bendición recibida por dar un diezmo o una ofrenda. El hecho de que Dios
bendiga a alguien no es discutible. Él, como soberano, bendice al que quiere en
el momento que quiere. El problema está cuando se coloca el diezmo o la ofrenda
como un trueque de tal manera que Dios, al recibirla, tenga que dar a cambio
una bendición (que por lo general se enfatiza que es económica) obligatoria en
un corto periodo de tiempo. Las bases para estos argumentos las encontramos en
el antiguo testamento. Pasajes como Malaquías 3:10-11 dan a entender esta idea.
Pero el nuevo pacto se caracteriza en que Dios nos
convierte en sus hijos (Juan 1:12) y su principal propósito es que lleguemos a
la estatura de su Hijo Jesucristo (Efesios 4:11-13). En otras palabras, que
crezcamos espiritualmente. Por lo cual utiliza los medios que Él crea necesario
para que se cumpla. Esto es notable en la historia de la iglesia primitiva,
cuya principal característica era la búsqueda abnegada de Dios. Vemos que ellos
pasaron por muchas dificultades económicas. No por esto se tiene que pensar que
tuvieran dichas dificultades por su falta de búsqueda del Señor, ya que es
reconocido el respaldo divino que tenían.
Una vez más recalco que no estoy expresando que el
Señor no bendiga. Lo que quiero dar a entender es que lo puede hacer en el
momento que Él crea conveniente, no cuando nosotros queramos. Un ejemplo
valioso en este tema es el caso de Job. Él era un justo que tenía la bendición
de Dios, pero por decisión divina le es quitada, proviniéndole enfermedades y
muerte en su familia. Sus amigos temerosos de Dios sacaron conclusiones y
comentaron que esos sucesos eran consecuencia del pecado, que él aparentaba ser
justo pero que no lo era (Job 22). Al final Dios explica la situación y declara
que las afirmaciones de los amigos de Job eran calumnias. Job reconoce que ese
proceso le sirvió para conocer más al Señor (Job 42:1-12).
Así que si vamos a dar, demos pero no esperando
nada a cambio, sino de corazón. Además es Él quien nos da el poder para hacer
las riquezas (Deuteronomio 8:18). Por último quisiera recordar la importancia
de ayudar a los necesitados. En hojas atrás coloqué cómo del diezmo se apartaba
una parte para ayudar a los pobres. Me parece que en nuestro tiempo muchas
iglesias han olvidado esta área. Jesús y los apóstoles en varias ocasiones
hablaron de este punto (Mateo 19:21, Lucas 14:13, Juan 13:29, Gálatas 2:10).
A manera de resumen, les dejo estas palabras:
El diezmo lo
damos para al Señor Jesús honrar,
no porque
eso nos va a salvar,
tampoco
porque nos va a dar más,
sino porque
lo amamos y lo queremos de verdad.
Lo queremos
hacer como lo hizo Abraham,
él lo hizo
solo para a Dios honrar y agradar,
no por una
ley o por riqueza material.
Ese dinero
que damos se utiliza para el evangelio propagar,
para ayudar
al huérfano, a la viuda y al que está en necesidad.
También para
que podamos tener un lugar donde congregados podamos a Dios adorar.
Además, se les da el sustento a los servidores que la buena nueva van a predicar.
Nota: si tienes inquietudes con respecto al tema
expuesto anteriormente, puedes comunicarte conmigo.
Hernando Álvarez
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