5. EL FIN DE LA EDAD ANTIGUA.
Después de la muerte de Teodosio en el año 395, se nos hace necesario distinguir entre el Occidente y el Oriente en lo que al avance del cristianismo y la supresión del paganismo se refiere. En el Oriente, el Imperio Romano subsistió mil años más, y en él se estableció una unión estrecha entre Iglesia y Estado en la que aquélla quedaba sometida a éste. En lo que aquí nos concierne, podemos decir que en el Oriente el paganismo siguió decayendo por razones de su propia debilidad interna combinadas con la presión del Estado y la Iglesia. El último reducto importante del viejo paganismo fue la Academia de Atenas, clausurada en el año 529 por orden de Justiniano. A partir de esa fecha, el viejo culto pagano no parece haber subsistido sino en algunas pequeñas comunidades geográficamente aisladas del resto del mundo. En el Occidente, el avance del cristianismo se vio detenido por las invasiones de los bárbaros, que irrumpieron en el Imperio aprovechando la decadencia que siguió a la muerte de Teodosio. La inmensa mayoría de esos bárbaros era pagana, y casi todos los que eran cristianos eran de convicción arriana. Como es de suponerse, esto planteó un gran reto para la Iglesia establecida en los territorios que los bárbaros conquistaban, pues tanto si éstos eran paganos como si eran arrianos era necesario traerles a la fe ortodoxa. El modo en que la Iglesia se enfrentó a este reto pertenece a otro capítulo de esta historia. Historia de las misiones. Justo L. González
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