LA ABOMINACIÓN DESOLADORA
Por tanto, cuando veáis
en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el
que lee, entienda), Mateo 24:15
La
escatología es uno de los aspectos de la doctrina bíblica que llama mucho la
atención de los creyentes. Esto se debe a que trata temas del futuro, del
destino del hombre y del planeta, cosas que siempre han sido motivos de interés
para el ser humano. El cristiano tiene la obligación de conocer todo lo
relacionado con el levantamiento de la iglesia, la venida de Cristo, la
tribulación (que es la manifestación de la ira de Dios), el milenio, etc. El
estudio de la Biblia es uno de los mandatos divinos.
En este
caso, estudiaremos lo relacionado con la abominación desoladora. Tomaremos como
referencia la cita empleada por Jesús en el Evangelio de Mateo.
Mateo 24:15
Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
Para
esto, primero analicemos el contexto de dicha declaración. Todo inicia en el
momento en que los apóstoles le muestran a Cristo la magnificencia del Templo
hecho por Herodes. A lo que Jesús responde que no quedaría nada acerca del
mencionado Templo. Sorprendidos, los discípulos le preguntan cuándo ocurriría
semejante suceso, en qué momento volvería Él por segunda vez y en qué tiempo se
daría el fin del siglo. Jesús, en su respuesta, da a conocer algunas señales y
acontecimientos a suceder en el futuro. Entre éstas tenemos el pasaje en
cuestión. Cristo cita del profeta Daniel los acontecimientos acerca de la
abominación desoladora. Leamos dichas citas y estudiémoslas detenidamente:
Daniel 9:27
Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
Daniel 11:31
Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.
Para entender esta visión del profeta Daniel, tenemos que estudiar el contexto. Es necesario leer desde el versículo 1 del capítulo 9. Al hacerlo, encontramos que Daniel, estando cautivo en Babilonia, buscó la profecía de Jeremías donde indica el tiempo en que los israelitas estarían cautivos fuera de su tierra. Encontrando el número de los años que era setenta, el profeta procedió a orar por su nación dada la proximidad del cumplimiento de dicha profecía. Pidió perdón por los pecados cometidos por su pueblo, causa precisamente del cautiverio. Estando en oración, el profeta se le aparece el ángel Gabriel con un mensaje de Dios. Este mensaje es la revelación que expone el futuro de Israel e inicia de esta forma.
Daniel 9:24-27
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
· Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, éstas
setenta semanas no son de días normales, representan años, donde cada día
equivale a un año, esto se puede entender estudiando las profecías anteriores, donde
da algunos detalles de un acontecimiento nombrado por el ángel el cual tiene
una duración de años y no de días. Además los acontecimientos nombrados por el
ángel no pueden ser cumplidos en ocasión de días. Siendo así, se está hablando
de 70 semanas, o sea 490 años.
· para
terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para
traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al
Santo de los santos. Terminar la prevaricación, poner fin al
pecado y expiar la iniquidad hacen referencia a la muerte sacrificial de Cristo
en la cruz; traer la justicia perdurable hace alusión al reinado de Cristo, que
se cumplirá en el milenio; sellar la visión y la profecía indica el
cumplimiento de las profecías, como traduce otra versión bíblica: para
traer justicia eterna, para confirmar la visión profética y para ungir el lugar
santísimo. Daniel 9:24 Versión Nueva Traducción viviente; ungir al
Santo de los santos indica el lugar santísimo del Templo, pero sabemos que Cristo
no santificó el Templo terrenal, sino el celestial, como nos enseña el autor a
los Hebreos: Por esa razón, el tabernáculo y todo lo que en él había
—que eran copias de las cosas del cielo —debían ser purificados mediante la
sangre de animales. Pero las cosas verdaderas del cielo debían ser purificadas
mediante sacrificios superiores a la sangre de animales. Pues Cristo no entró
en un lugar santo hecho por manos humanas, que era sólo una copia del
verdadero, que está en el cielo. Él entró en el cielo mismo para presentarse
ahora delante de Dios a favor de nosotros. Hebreos 9:23-24 Versión Nueva Traducción Viviente.
· Sabe,
pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a
Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos
semanas... Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías,
mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y
el santuario; La orden dada por Ciro para la reconstrucción
del Templo en el año 538 a.C. no es la que hace referencia la profecía. Ya que
esa orden no fue para la reconstrucción de la ciudad, cosa que se dio en el año
444 a.C. con la orden de Artajerjes a Nehemías. Recordando que los judíos usan
años lunares de 360 días y si lo transformamos a años solares de 365 días,
haciendo el cálculo encontramos la muerte del Mesías aproximadamente en el 33
d.C. Cumpliéndose esta profecía en Jesús. Cuando se dice que la vida del Mesías
será quitada no por sí, hace alusión a que su muerte será por asesinato, no por
muerte natural o por su propia mano. El pueblo de un príncipe que ha de venir
es el pueblo romano que destruyó Jerusalén y el Templo. El príncipe que ha de
venir es el anticristo.
· Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador. Hagamos memoria del inicio de la profecía. Se hablan de 70 semanas, que son 490 años. Hasta la llegada y muerte del Mesías transcurren 69 semanas, que son 483 años. Quedando una semana, o sea 7 años. El pacto con muchos indica el pacto hecho por el anticristo con Israel. A la mitad de la semana, o sea tres años y medio, hará cesar los sacrificios en el tercer Templo que construirán los judíos. Como también dice otra cita: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.” (Daniel 7:25). Después vendrá la abominación desoladora que es la profanación del Templo por parte del anticristo. Al parecer será un ídolo en el lugar santo, como confirma otra cita: “Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.” (Daniel 11:31). “Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra.” (Daniel 8:11). Parte de esta profecía tiene un doble cumplimiento. La primera ocasión fue causada por Antíoco IV, conocido como Epífanes en el año 168 a.C. Él profanó el Templo construyendo un altar al dios griego Zeus y sacrificando animales inmundos en él. Además, prohibió la adoración a Dios en el santuario, los sacrificios diarios, la circuncisión e inició la quema de los libros de la Ley. La segunda ocasión se cumplirá con el anticristo, el cual actuará de la misma manera. Hará una profanación del Templo, como dice Pablo: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” (2 Tesalonicenses 2:3-4). Y como enseña Jesús: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda).” (Mateo 24:15).
El inicio de la última semana profética, o sea, los últimos 7 años, iniciará con la llegada al poder del anticristo. Precisamente después del levantamiento de la iglesia. Esto lo podemos confirmar en que la ira de Dios tiene su principio con la llegada del anticristo. (Para más información del porqué la iglesia no estará en la ira de Dios o también conocida como la gran tribulación o tribulación, léase el artículo “El levantamiento de la iglesia y su reunión con Jesús o el mal llamado rapto”, del mismo autor). Leamos Apocalipsis 6:1-2: “Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.” Esta cita hace referencia al anticristo. Ya que Jesús es quien abre el primer sello, estos sellos son juicios de Dios a la humanidad. El personaje del caballo blanco no es Cristo. Primero porque lleva un arco. Jesús nunca aparece con un arco, pero el anticristo sí (Ezequiel 39:3). Además surge con una corona. Jesús aparece con muchas (Apocalipsis 19:12). El anticristo de los siete años de tribulación solo podrá hacerle daño a Israel los últimos tres años y medio: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda…” (Daniel 9:27). “También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.” (Apocalipsis 13:5) (cuarenta y dos meses equivalen a tres años y medio). No obstante, como el propósito de este artículo es hablar sobre la abominación desoladora, dejaremos esta parte para exponerla en otra ocasión.
Aquí está
el texto corregido: En conclusión, la abominación desoladora que cita Jesús del
profeta Daniel hace referencia a una profanación del Templo. Al parecer será un
ídolo colocado en el lugar santo por el anticristo. O si se puede especular,
puede que indique la presencia del anticristo en el Templo haciéndose pasar por
Dios, como enseña el apóstol Pablo. Ocurriendo este suceso a la mitad de los
siete años del pacto entre el anticristo e Israel. Siéndole impedido por Dios
actuar en los primeros tres años y medio en contra del pueblo santo. Después de
esta primera mitad de la semana, el anticristo tendrá el poder para cambiar la
ley de Dios, quitar los sacrificios diarios y colocar en el lugar santo la
abominación desoladora.
Nota: Si
alguno tiene inquietudes con respecto al tema expuesto anteriormente, puede
comunicarse conmigo.
Atentamente:
Hernando
Álvarez.
Correo:
siloh83@hotmail.com
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