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sábado, 28 de marzo de 2015

DISCIPULADO NIVEL II LECCION 3 PARTE 6

*     Atenágoras de Atenas (178 d.C.)
“Así, pues, suficientemente queda demostrado que no somos ateos, pues admitimos a un solo Dios increado y eterno e invisible, impasible, incomprensible e inmenso, sólo por la inteligencia a la razón comprensible… ¿Quién, pues, no se sorprenderá de oír llamar ateos a quienes admiten a un Dios Padre y a un Dios Hijo y un Espíritu Santo, que muestran su potencia en la unidad y su distinción en el orden?” (Atenágoras de Atenas, Súplica en favor de los cristianos)

*     Ireneo Obispo de Lyon (140 d.C.- 202 d.C.)
“Que el Verbo, o sea el Hijo, ha estado siempre con el Padre, de múltiples maneras lo hemos demostrado. Y que también su Sabiduría, o sea el Espíritu estaba con El antes de la creación.”  (Ireneo de Lyon, Contra las herejías IV,20, 3)

*     Teófilo de Antioquía (180 d.C.)
“Los tres días que preceden a la creación de los luminares son símbolo de la Trinidad, de Dios, de su Verbo y de su Sabiduría.” (Teófilo de Antioquia, Ad Autolycum, II, 15)

*     Tertuliano (160 – 220 d.C.)
“..Para la misma iglesia es, propiamente y principalmente, el Espíritu mismo, en el cual es la Trinidad de Una Divinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo.”  (Tertuliano, Sobre la modestia, 21)

*     Justino Mártir (165 d.C.)
“Y luego demostraremos que con razón honramos también a Jesucristo, que ha sido nuestro maestro en estas cosas y que para ello nació, el mismo que fue crucificado bajo Poncio Pilato, procurador que fue de Judea en tiempo de Tiberio César, que hemos aprendido ser el Hijo del mismo verdadero Dios y a quien tenemos en segundo lugar, así como al Espíritu profético tenemos en el tercero.” (Justino Mártir, Apología I, 13,3)

*     Cipriano de Cartago (205 – 258 d.C.)
“Después de la resurrección, cuando el Señor envió los apóstoles a las naciones, Él les ordenó bautizar a los gentiles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… Cristo mismo ordenó que las naciones sean bautizadas en la completa y unida Trinidad.”  (Cipriano de Cartago, Carta 73,18)

Con estos testimonios podemos dejar en claro que la doctrina de la trinidad siempre ha existido en la iglesia, y que ha sido aceptada por los mejores maestros cristianos a través de la historia.

Ahora procederemos a estudiar sobre una cita bíblica que es muy usada por los cristianos pero que como veremos no es lícito emplear; el pasaje bíblico en cuestión es este:

*     1Juan 5:7
Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.

Para un estudio profundo se va a citar el comentario bíblico al nuevo Testamento de William Barclay:

En la versión Reina-Valera hay un versículo que hemos omitido. Dice: «Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.»
Las versiones modernas no incluyen este texto. Véase la nota de la versión Bover-Cantera. Es seguro que no formaba parte del texto original.
Los Hechos son los siguientes. Primero, que no aparece en ninguno de los manuscritos griegos anteriores al siglo XIV. Los manuscritos clave pertenecen a los siglos III y IV, y este versículo no aparece en ninguno de ellos. Ninguno de los primeros padres de la Iglesia dio señales de conocerlo. La versión original de la Vulgata de Jerónimo no lo incluye. La primera persona que lo cita es el hereje español Prisciliano, que murió en el año 385 d C. Después se fue introduciendo gradualmente en el texto latino del Nuevo Testamento, aunque, como hemos visto, no aparece en los manuscritos griegos.

Entonces, ¿cómo llegó a formar parte del texto? En su origen debe de haber sido una glosa o comentario que un copista añadió al margen, y el siguiente pensó que estaba allí porque se había omitido involuntariamente. Como parecía ofrecer una buena base para la doctrina de la Trinidad, con el tiempo llegó a ser aceptado por los teólogos como parte del texto, especialmente en aquellos días tempranos de la investigación bíblica anterior al descubrimiento de los grandes manuscritos.

Pero, ¿cómo se mantuvo y llegó a formar parte de la Reina Valera y otras traducciones clásicas como la Autorizada inglesa? El primer texto del Nuevo Testamento griego que se publicó fue el de Erasmo, en 1514, aunque el de la Biblia Políglota Complutense del cardenal Cisneros se imprimió antes, pero no salió al público hasta después. Erasmo fue un gran erudito; y, sabiendo que este versículo no formaba parte del texto original, no lo incluyó en su primera edición. Pero para entonces, sin embargo, los teólogos ya estaban usándolo. Se había incluido, por ejemplo, en la Vulgata Latina de 1514. A Erasmo se le criticó por omitirlo. Su respuesta fue que si se le mostraba algún manuscrito griego que lo incluyera, lo imprimiría en la edición siguiente. Alguien le mostró un texto muy tardío y deficiente en el que el versículo aparecía en griego; y Erasmo, fiel a su palabra pero muy en contra de su juicio y voluntad, imprimió el versículo en su edición de 1522.

El paso siguiente fue que en 1550 Stephanus imprimió su gran edición del Nuevo Testamento griego. Esta edición de Stephanus se llamó, mejor dicho, él mismo le dio el nombre de _Textus receptus, _texto tradicional, que fue la base de la Biblia del Oso y de tantas otras traducciones clásicas y del texto griego durante siglos. Así es como este versículo llegó a la Reina-Valera. Por supuesto que no hay nada en él que esté mal, pero la investigación moderna ha dejado bien claro que Juan no fue el que lo escribió, y que es un comentario muy posterior y una añadidura a sus palabras. Y por eso la mayor parte de las traducciones modernas lo omiten.

El comentario bíblico Jamieson-Fausset-Brown indica de manera específica cuales son los manuscritos que están alterados con esta añadidura, leamos:

Los únicos manuscritos _griegos_ que sostienen _en alguna forma_ las palabras, “son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno, y tres son los que dan testimonio en la tierra,” son el Montfortianus de Dublín, copiado evidentemente de la _moderna_ Vulgata Latina; el Ravianus, copiado del Poligloto Complutense; un manuscrito de Nápoles que lleva dichas palabras en el margen añadidas por mano reciente: el Ottobonianus, 298, del siglo 15, el _griego_ del cual es una mera _traducción_ del latín acompañante. Todas las antiguas versiones las omiten. Los manuscritos más antiguos de la Vulgata las omiten: el más antiguo de la Vulgata que las tiene es el Wizanburgense, 99, del siglo ocho.

La última revisión de la versión Reina Valera dice así:
*     1Juan 5:7 Versión Reina Valera Contemporánea
Porque tres son los que dan testimonio [en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno


Esta revisión coloca una nota con relación a este versículo: El texto entre corchetes se halla sólo en mss. tardíos.


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