domingo, 18 de septiembre de 2022

Escritos diversos

 f) EL TESTIMONIO DE LOS CRISTIANOS INCULTOS. Este tipo de testimonio directo y personal, en que la polémica se mezclaba con el ferviente deseo de ver la conversión del interlocutor, no siempre tenía lugar en el nivel elevado de los filósofos y rétores, sino que muchas veces -quizá las más- tenía lugar entre esclavos, mujeres y artesanos. Prueba de ello es el siguiente texto de Celso, quien veía en la pobreza e ignorancia de los cristianos un argumento en contra de la veracidad de su fe: "¿Qué hacen los feriantes, los saltimbanquis? ¿Se dirigen a los hombres sensatos para espetarles sus soflamas? No. Pero si divisan en alguna parte a un grupo de niños, de cargadores, de gentes groseras, allí es donde plantan sus tablados, exponen su industria y se hacen admirar. Lo mismo ocurre en el seno de las familias. Se ven pelaires, zapateros, bataneros, gentes de extrema ignorancia y desprovistas de toda educación que, en presencia de los maestros, se guardan muy bien de abrir la boca; pero si pillan privadamente a los hijos de la casa o mujeres que no tienen más inteligencia que ellos mismos, se ponen a decirles maravillas. Sólo a ellos hay que creer; los padres, los preceptores son unos locos que ignoran el verdadero bien y son incapaces de enseñar. Sólo ellos saben cómo hay que vivir; a los niños les irá bien si les siguen y por su medio la felicidad visitará a toda la familia. Si mientras están perorando, sobreviene alguna persona seria, uno de los preceptores o el padre mismo, los más tímidos se callan; los descarados no dejan de exhortar a los niños a que sacudan el yugo, insinuándoles calladamente que no quieren enseñarles nada ante el padre de ellos o ante el preceptor, para no exponerse a la brutalidad de esas gentes corrompidas que los harían castigar. Los que tienen interés en saber la verdad, abandonen a sus preceptores y a sus padres y vengan con las mujeres y la chiquillería al gineceo o al puesto del zapatero o a la tienda del batanero, para aprender allí la vida perfecta. Ved ahí cómo se las arreglan para ganar adeptos. No exagero y en mis acusaciones no salgo un ápice de la verdad." Es una verdadera desventura el que, dado su propio carácter, el trabajo de tales cristianos no nos sea mejor conocido, pues sin duda descubriríamos que su contribución a la expansión del cristianismo fue mucho mayor que lo que los textos parecen indicar, y hasta mayor que las de las escuelas y de los cristianos cultos. Historia de las misiones. Justo L. González 

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