jueves, 7 de enero de 2021

2 Clemente, el purgatorio y los gnósticos

 Dios les bendiga mis hermanos, les sigo compartiendo información  de 2 Clemente:

En tanto que estamos en la tierra, pues, arrepintámonos, porque somos arcilla en la mano del artesano. Pues de la misma manera que el alfarero, si está moldeando una vasija y se le deforma o rompe en las manos, le da forma nuevamente, pero, una vez la ha puesto en el horno encendido, ya no puede repararla, del mismo modo nosotros, en tanto que estamos en este mundo, arrepintámonos de todo corazón de las cosas malas que hemos hecho en la carne, para que podamos ser salvados por el Señor en tanto que hay oportunidad para el arrepentimiento. Porque una vez hemos partido de este mundo ya no podemos hacer confesión allí, ni tampoco arrepentirnos. Por lo tanto, hermanos, si hemos hecho la voluntad del Padre, y hemos mantenido pura la carne, y hemos guardado los mandamientos del Señor, recibiremos la vida eterna. Porque el Señor dice en el Evangelio: “Si no habéis guardado lo que es pequeño, ¿quién os dará lo que es grande?

Porque os digo que el que es fiel en lo poco, es fiel también en lo mucho” (Mt. 25:21-23; Lc. 16:10-12). De modo que lo que Él quiere decir es: “Mantened la carne pura y el sello incontaminado, para que podáis recibir la vida eterna”. Verso 8

Este texto es interesante porque muestra la importancia de nuestra conversión a Cristo en vida, contradiciendo de un modo histórico que la iglesia en sus principios no creía en el purgatorio, nunca interpretaron las Escrituras para apoyar semejante doctrina. También encontramos citado el evangelio, verificando su uso como Escrituras inspiradas; la última frase "Mantened la carne pura y el sello incontaminado" en la primera parte de carne pura, podría hacer referencia a las falsas doctrinas como el gosticismo que enseñaban la salvación por medio de un conocimiento secreto, donde la carne es mala por sí misma y la salvación se producía solo en espíritu, aquí el escritor va en contra de esta doctrina alegando que la carne también entrará en la nueva vida pero después de ser resucitada o transformada, como sigue diciendo en el verso 9:

Y que nadie entre vosotros diga que esta carne no va a ser juzgada ni se levanta otra vez. Entended esto: ¿En qué fuisteis salvados? ¿En qué recobrasteis la vista si no fue en esta carne? Por tanto hemos de guardar la carne como un templo de Dios; porque de la misma manera que fuisteis llamados en la carne, seréis llamados también en la carne. Si Cristo el Señor que nos salvó, siendo primero espíritu, luego se hizo carne, y en ella nos llamó, de la misma manera también nosotros recibiremos nuestra recompensa en esta carne.

Esto también nos hace recordar las palabras del apóstol Juan cuando asegura que Jesús vino en carne, algo que los gnósticos rechazaban. 


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