martes, 4 de julio de 2023

EL CRISTIANO Y EL DIEZMO. REDACCIÓN CORREGIDA

 EL CRISTIANO Y EL DIEZMO

En este tiempo, nuestra sociedad se caracteriza por tener una organización capitalista. Esta estructura consiste en que cada individuo puede tener un monto indefinido de capital obtenido de forma legal sin que el estado se lo prohíba. Este sistema tiene aspectos positivos y negativos, pero en este caso, analizaré algunos aspectos negativos por su relación con el tema.

Uno de estos aspectos negativos se resume como la supervivencia del más fuerte, definición dada por la teoría evolutiva relacionada con la selección natural. En la lucha por adquirir posesiones, se pierde la compasión hacia los demás y se hacen las cosas sin importar si afectan a una persona, familia o sociedad. Esto trae riqueza para algunos y pobreza para otros.

Además, el dinero toma una importancia radical, surgiendo en las mentes de las personas el querer acumular cada vez más y más, quedando rezagado el pensamiento de dar. Este problema se resume con una frase conocida: “si tienes mucho vales mucho, si tienes poco vales poco”. Así que, dependiendo del dinero que tienes, esa será la importancia que posees. Es de esta forma que el acto de dar se convierte en una acción de poca inteligencia. De ahí que no sea raro encontrar que el hablar del diezmo se haya convertido en un camino difícil de transitar.

Para tratar este tema, tenemos que tener en cuenta dos puntos de vista: el del inconverso y el del cristiano. Comencemos con el inconverso. Entre estas personas, es común encontrar frases como: “eso es un robo”, “los están estafando”, “los que dan eso son unos bobos”, etc. Entre aquellos cristianos que no están de acuerdo con este tema, resultan frases como: “el diezmo se daba en la ley”, “estamos en la gracia, no en la ley para que demos diezmos”, etc.

Para dar respuestas a estas inquietudes, primero tenemos que examinar desde cuándo se da el diezmo. El primer caso que narra la Biblia se encuentra en Génesis 14:17-24. Este texto relata el momento en que Abraham le dio el diezmo a Melquisedec. El siguiente caso se encuentra en Génesis 28:20-22. Este pasaje revela el pacto que hizo Jacob con Dios, donde Jacob promete darle el diezmo si éste le protegía y le hacía volver en paz a su tierra. Aquí, el diezmo es el resultado de un pacto entre Jacob y Dios, fue decisión de Jacob el darlo.

A continuación, le sigue Levítico 27:30-34. En esta cita, el diezmo está constituido como un estatuto de la ley. Otros pasajes que lo nombran en el Pentateuco son: Números 18:21,24-31; Deuteronomio 14:22. La explicación del por qué Dios ordenó entregar el diezmo lo encontramos en Números 18:21 “a los hijos de Leví les doy en herencia todos los diezmos de Israel, a cambio del servicio que prestan en la tienda de las citas” versión latinoamericana. Pero a esto se le añade la labor de ayudar a los huérfanos, a las viudas, en fin, a las personas con necesidad.

Leamos Deuteronomio 14:28-29 "Al final de cada tres años, sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año y lo guardarás en tus ciudades. Entonces vendrán el levita que no tiene parte ni heredad contigo, el forastero, el huérfano y la viuda que haya en tus ciudades. Ellos comerán y se saciarán, para que Jehovah tu Dios te bendiga en toda obra que hagas con tus manos.” (A menos que se indique lo contrario, la versión bíblica a usar será la Reina Valera de 1960).

Para comprender por qué Dios le daba el diezmo a los levitas, debemos saber que Israel estaba conformado por doce tribus, de las cuales once recibieron tierras para cultivar, apacentar el ganado, para trabajar en ella y poder recibir el sustento diario. Pero una tribu, la de Levi no recibió estos beneficios, sino que Dios los tomó para que sirvieran en el Templo todo el tiempo.

De esta manera hay que analizar algo: si ellos iban a estar ocupados en el Templo todo el tiempo ¿en qué momento trabajarían la tierra para recibir el sustento? ¿Cómo conseguirían para el sustento, el vestido y todo lo necesario si trabajaban a tiempo completo en el Templo? Pero como trabajan para Dios, el salario que Él les otorga es el diezmo, las ofrendas, las primicias, etc.

La sabiduría de Dios se muestra por las soluciones que ofrece. Al pedir el diezmo, se le honra a Él (Proverbios 3:9-10; Salmos 96:8) y además se provee a una tribu de todo lo que necesita, incluyendo la ayuda ofrecida a los más necesitados. La tribu de Levi recibía los diezmos y, a su vez, del producto que recibían daban el diezmo al sumo sacerdote. De esta manera queda claro que el diezmo no fue el invento de algún hombre astuto que quería enriquecerse estafando a los demás, sino que fue un estatuto dado por el Señor y, en otros casos, fue la voluntad de una persona para honrar a Dios. Así damos respuesta a la objeción del inconverso y pasamos a la declaración incorrecta que tienen algunos creyentes.

La defensa de dichas personas consiste en que el diezmo fue dado en la ley y que solo los que están bajo la ley son obligados a cumplirla. Los cristianos, por no estar bajo la ley sino en la gracia, no tienen la responsabilidad de guardarla. Es aceptable decir que no estamos en la ley; el Nuevo Testamento es claro en este tema. Es en este punto donde comienzo a explicar el hecho del porqué Abraham le dio el diezmo al sacerdote Melquisedec.

Leamos Hebreos 7:5-6: “Según la ley de Moisés, los sacerdotes que son descendientes de Levi tienen el derecho de cobrarle al pueblo la décima parte de todo, a pesar de que son sus parientes y descienden de Abraham lo mismo que ellos. Pero Melquisedec, aunque no era descendiente de Levi, le cobró la décima parte a Abraham, que había recibido las promesas de Dios.” (Versión Dios llega al hombre; énfasis mío).

Con este pasaje como fundamento, podemos decir de manera fehaciente que el diezmo para darse no tiene que existir precisamente una ley que lo ordene. El texto hace memoria del derecho que tienen los levitas de cobrar el diezmo y relaciona este derecho con el encuentro que tuvo Abraham con Melquisedec, donde Abraham le entrega la décima parte del botín. Lo interesante es que Abraham no estaba obligado por una ley a darlo ya que la ley no existía así como tampoco existía la tribu de Levi. La pregunta que surge es ¿por qué Melquisedec le cobró el diezmo a Abraham y quién le dio esa autoridad? Para responder esta interrogante primero tenemos que saber quién es Melquisedec.

Para colocarlo de una manera sencilla redactaré por puntos las características de este misterioso personaje:

Ø  Es superior a Abraham: Hebreos 7:6-7 “… así Melquisedec bendijo a Abraham; y nadie puede negar que el que bendice es superior al bendecido” versión Dios llega al hombre, hebreos 7:4 “Ahora bien, fijaos en lo importante que sería Melquisedec, que nuestro propio antepasado Abraham le entregó la décima parte del botín arrebatado a los reyes en la batalla” versión Dios habla hoy.

Ø  Es superior a cualquier sacerdote levítico: hebreos 7:9-10  Y se puede decir que los sacerdotes, que descienden de Levi y que ahora reciben el diezmo, dieron también el diezmo a Melquisedec al dárselo Abraham.  Porque, en cierto sentido, cuando Melquisedec salió al encuentro de Abraham, este ya llevaba en su cuerpo a sus descendientes, que aún no habían nacido.” Versión Dios habla hoy. 

Ø  El significado de su nombre: Melquisedec significa Rey de justicia, y era Rey de Salem, o  sea Rey de paz (Hebreos 7:2) éstos son títulos del Mesías, lea Isaías 9:5, 11:5, 32:1, Jeremías 23:5-6.

Ø Es sacerdote para siempre: Salmo 110:4 dice: “El Señor hizo una promesa y no se      echará atrás: serás sacerdote para siempre, de la misma manera que Melquisedec” (Versión La Palabra de Dios para Todos). Esta promesa proclama que Jesús será sacerdote eternamente, así como Melquisedec lo es (Hebreos 7:8, 15-16). Llegado a este punto, hay que considerar cierta dificultad: ¿cómo pueden existir dos sacerdotes que ministren para siempre?

    El autor de la carta a los Hebreos dice que el sacerdocio levítico tenía la falla de tener varios sacerdotes en diferentes tiempos porque morían (Hebreos 7:23). Además, para ministrar en el templo en el lugar santísimo solo se necesita un sumo sacerdote, así está contemplado en la ley. El sumo sacerdote es el único que entra al lugar santísimo una sola vez para hacer sacrificio por el pueblo (Levítico 16:2-3, 34). Jesús hizo ese sacrificio (Hebreos 9:23-28), pero de Melquisedec no hay referencia de que lo haya realizado. No podía hacerlo ya que, si lo hubiera hecho, el perdón de los pecados de la humanidad habría sido antes del sacrificio de Jesucristo, juntamente con la purificación del templo, colocando de esta manera como innecesario un sacrificio posterior.

Que Melquisedec sea Sumo sacerdote y Rey tiene ciertas implicaciones:

ü  Era Rey y sacerdote de una nación: Melquisedec era Rey, entonces tenía una nación a su cargo. Era sacerdote, entonces representaba a un pueblo ante Dios (Hebreos 5:1). El punto a considerar aquí es que el pueblo que ministraba Melquisedec tenía que ser escogido por Dios. Debía ser un pueblo que se rigiera bajo sus normas. En este orden de ideas, se origina una contradicción en las Sagradas Escrituras, las cuales declaran que el pueblo que Dios escogió entre todas las naciones fue Israel y los escogió por causa de Abraham (Deuteronomio 7:6-8, 4:19-20, 14:2; Romanos 3:2). Como sabemos, las Escrituras no se pueden contradecir debido a que son inspiradas por Dios (2 Timoteo 3:16-17).

ü  Ministraba en un Templo: Melquisedec, como sacerdote, tenía que presentar ofrendas y sacrificios por el pecado, debido a que ese es uno de los oficios del sacerdote (Hebreos 5:1). Esto conlleva que, para poder ofrecer esos sacrificios, tenía que hacerlos en un Templo. Existían dos tipos de templos donde, por mandato de Dios, se ofrecían sacrificios: el Templo judío, donde ministraban los sacerdotes levitas, y el templo que está en el cielo, el cual fue tomado como modelo para construir el Templo levita (Hebreos 8:2, 5, 9:23-28).

Ahora bien, en el Templo levita se hacía un sacrificio para purificarlo. El escritor de la carta a los Hebreos dice que en el templo del cielo también debe hacerse ese sacrificio, el cual fue hecho por Jesús quien ofreció su propio cuerpo y fue un solo sacrificio (Hebreos 9:23-28). Si Jesús tiene el mismo sacerdocio de Melquisedec y Jesús ministra en el templo que está en el cielo, entonces Melquisedec debe ministrar en el mismo Templo.

Como existían dos tipos de Templos, la copia que se hallaba en la tierra en el momento que se le apareció Melquisedec a Abraham aún no existía. Por ende, Melquisedec debe ministrar en el templo del cielo. Pero hay cierto problema: ¿qué sacrificios presentó Melquisedec? Sabemos que los levitas presentaban animales, los cuales eran una sombra del verdadero sacrificio que quitaba pecados, el de Jesús (Hebreos 8:4-5, 10:1-14). Además, la Biblia hace énfasis en que este sacrificio de Jesús fue el único que se hizo para purificarlo. De esta manera se puede concluir que Melquisedec no hizo sacrificios. Y si no hizo sacrificios ¿cómo podría ser sacerdote ya que el sacerdote se caracteriza porque tiene que presentar ofrendas y sacrificios (Hebreos 8:3)?

ü  La existencia de un sacerdocio superior al levítico antes de que este existiera: El sacerdocio de Melquisedec es superior al sacerdocio levítico (Hebreos 7:8-10). Siendo así, ¿por qué Dios instauró un sacerdocio inferior si ya había colocado antes uno superior? Precisamente, el sacerdocio de Jesús fue colocado porque el sacerdocio levítico era ineficiente (Hebreos 7:11-19). Entonces, no tendría ninguna lógica quitar un sacerdocio perfecto y reemplazarlo por uno imperfecto.

Muchos tienen el pensamiento de que Melquisedec fue un rey que existió en la época de Abraham. Dadas las contradicciones que esto genera, es poco probable. Pienso que tiene más coherencia con el contexto general de la Biblia que Melquisedec sea una manifestación de Jesús en el pasado. Explicaré de forma más detallada el porqué:

·        Es superior a Abraham: Que Melquisedec sea Jesús explicaría por qué Abraham le dio el diezmo sin que existiera una ley que lo obligara, haciéndolo de manera voluntaria. El escritor de la carta a los Hebreos dice: “Según la ley de Moisés, los sacerdotes que son descendientes de Levi tienen el derecho de cobrarle al pueblo la décima parte de todo, a pesar de que son sus parientes y descienden de Abraham lo mismo que ellos” (Hebreos 7:5, versión Dios Habla Hoy). Lo que manifiesta esta cita es que los levitas son iguales a las demás tribus, debido a que todos descienden de Abraham. Unos no son de sangre más pura que los otros; todos son iguales. Por lo tanto, no son superiores y, como no lo son, no tienen ni el poder ni la autoridad para cobrar el diezmo a sus iguales. Pero el escritor es claro al decir que Dios le da esa autoridad a los levitas para que puedan hacerlo.

Sin embargo, en el caso de Melquisedec no hay una ley que le haya dado esa autoridad. Es de esta manera que Abraham reconoce en Melquisedec a alguien superior. La pregunta es: ¿por qué Abraham no lo trató de igual a igual sabiendo que es el hombre de las promesas y que todos fueron creados por Dios en igualdad de condiciones? A través de este hecho podemos recordar otro parecido relatado en Génesis 18:1-15, donde Abraham reconoce a Dios en una de sus manifestaciones como humano o también llamada teofanía. Claro, debió ser por revelación del Espíritu que supo quién era, ya que este personaje nunca se lo comentó. Es interesante que después del contacto de Abraham con Melquisedec, cuando Jacob tiene un encuentro con Dios, él le ofrece el diezmo (Génesis 28:20-22).

·     Es superior a cualquier sacerdote levítico: Melquisedec no solo es superior a Abraham, sino que también es superior a cualquier sacerdote levítico. Como expresé en el punto anterior, la tribu de Levi recibió la autoridad para cobrar el diezmo. El autor de la carta a los Hebreos declara que la autoridad que tiene Melquisedec es superior a la autoridad dada a los levitas. Por ende, su sacerdocio es de mayor trascendencia. Esto no es sorpresa ya que mayor valor tiene el objeto real que una copia.

El sacerdocio levítico tiene como característica el ser imperfecto y una de las causas es porque los que ministran son mortales y tienen que ser reemplazados una vez que muere alguno de ellos (Hebreos 7:23-24). Pero el sacerdocio de Jesús es perfecto y tiene la singularidad de ser inmutable, ya que nunca cambia el sacerdote. Si Melquisedec no es Jesús, entonces Jesús le siguió a Melquisedec en el sacerdocio, quebrantando la inmutabilidad de dicho sacerdocio ya que se presentan cambios igual que en el sacerdocio levítico. Ya no es inalterable

·  El significado de su nombre: Que Melquisedec tenga títulos que representan a Jesús implica que Jesús no es único. A Jesús se le nombra como “El Mesías”, que significa “El Ungido”. Note que se le denomina con “el”, no con “un”. Ya que “el” representa a algo o a alguien singular, único, mientras que “un” representa a algo o alguien perteneciente a muchos con las mismas características. En la historia de Israel existieron muchos ungidos, pero ninguno como Jesús. Él es único.

·   Es sacerdote para siempre: Ya hemos visto la dificultad que surge al pensar que Melquisedec es sacerdote para siempre, al igual que Jesús. De esta manera, toma fuerza la posibilidad de que Melquisedec sea una manifestación de Jesús en el pasado. Solo así se podría explicar por qué ambos son sumo sacerdote de un mismo Templo eternamente. Se explica el por qué Melquisedec podía ser sacerdote sin presentar ofrendas. De esta manera, tenía acceso al templo porque después haría el sacrificio, me refiero a la crucifixión, llevando a cabo el perdón de los pecados y la salvación de la humanidad. Se puede explicar la inmortalidad de ambos.

Considere algo: Jesús, desde antes de la fundación del mundo, había sido escogido para morir por los pecados de la humanidad. Al hablar del sacrificio de Cristo, se tiene implícita la purificación del Templo celestial. Si se habla de un sacrificio por los pecados del hombre, este sacrificio se podía hacer solo en el tiempo de la existencia de la humanidad. Antes de la creación, no podía sacrificarse Jesús. Entonces, como mínimo, el Templo celestial existe desde que fue creado el hombre y, desde ese tiempo, Jesús estuvo esperando para encarnarse y sacrificarse por el hombre y purificar el Templo (Hebreos 9:23-26). Notemos que solo se necesitaba un sacrificio por la humanidad y por el Templo y sabemos que eso lo hizo Jesús siendo el sacrificio y el sumo sacerdote que lo presentaba. Por lo que era innecesario un sacerdote antes de Jesús.

Por tanto, es una gran probabilidad que Jesús sea Melquisedec, quien se presentó en el pasado con esta figura dejando un precedente para el futuro. Además del hecho de que no se debía presentar en su verdadera forma (para mayor información puede leer la enseñanza "La Doctrina de la Trinidad de Dios", en el ítem F: "Jesús en el Antiguo Testamento", donde se habla con mayor detalle acerca de este aspecto). 

·         Melquisedec era rey y sacerdote de una nación: La consideración en este punto es que, al ser rey, Melquisedec tenía que serlo de un pueblo escogido por Dios. Sin embargo, vimos que este supuesto contradice las Escrituras. Si Jesús es rey y sacerdote, tal como lo es Melquisedec, entonces Melquisedec debe reinar sobre el mismo pueblo de Jesús. Sabemos que Jesús es sacerdote y rey de la iglesia (Hebreos 5:9-10, 7:23-25; Efesios 5:25-27), pero en la época de Melquisedec no existía la iglesia, ya que Jesús aún no había muerto por ella. Entonces, ¿de qué pueblo era rey y sacerdote Melquisedec?

·  Melquisedec ministraba en un Templo: En un punto anterior, expuse la dificultad presentada en este aspecto. Lo que puedo añadir es que, si Melquisedec es un humano diferente a Jesús, ¿cómo podía llegar al templo del cielo con pecado? Dado que Jesús fue el único que no pecó (Romanos 3:21-26; 1 Juan 3:5), si Jesús fue el único, entonces Melquisedec debió pecar. En consecuencia, ¿cómo podía entrar al Templo celestial?

·    La existencia de un sacerdocio superior al levítico antes de que éste existiera: que Jesús sea Melquisedec explica por qué en un momento de la historia, antes de que existiera el sacerdocio levítico, apareciera un sacerdocio superior a cualquier otro, y también se explica por qué dicho sacerdocio desapareció sin dejar rastro.

Un dato interesante que les quiero proporcionar es que Melquisedec, cuando se encuentra con Abraham, le ofrece pan y vino (Génesis 14:18). Estos elementos son representativos del nuevo pacto, ya que Jesús así lo determina (Lucas 22:19-20, Juan 6:51-58), además lo coloca como un mandato para recordar ese acto (1 Corintios 11:23-26). El pan representa el cuerpo del sacrificio y el vino la sangre que sella el pacto. Es como si Jesús, muchos años antes de su encarnación, anunciara el nuevo pacto entre Dios y el hombre.

Habiendo mostrado la probabilidad de que Jesús sea Melquisedec y que Él recibe el diezmo no porque haya una ley que lo exija, sino porque la grandeza de su ministerio, su autoridad y superioridad demandan que así se haga; mediten esto: los levitas necesitaban del diezmo y la ofrenda para sobrevivir, pero Melquisedec, siendo Rey, no necesitaba de este beneficio. De esta manera, lo que hizo Abraham fue reconocer la autoridad que posee dicho sacerdocio. Llegados a este punto, cualquiera podría decir que Jesús no está en la tierra para recibir ese dinero o especie, ya que Él está en el cielo y por eso no tendría sentido darlo. Para este aspecto me remito al Antiguo Testamento donde Dios dice: “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová” (Levítico 27:30; énfasis mío). La cita anterior muestra que el diezmo se le daba a Dios, pero el que lo recibía no era Dios en persona sino sus servidores. El mismo caso ocurre en el Nuevo Pacto: el diezmo dedicado a Dios se le da a sus servidores, ellos lo toman para su sustento, para expandir el evangelio y además una parte de ese dinero también se debe tomar para ayudar a los necesitados como paginas atrás escribí; el Señor Jesús dijo: “…porque el obrero es digno de su salario.” (Lucas 10:7), “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” (1 Corintios 9:14). ¿Y cómo se vive del evangelio? Pues recibiendo de aquello que es dedicado a Dios, ya que Él mismo así lo ordenó. Jesús dijo: "A la verdad, la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies." (Mateo 9:37-38). Aun hoy, la cantidad de personas que existen en proporción a los servidores que hay es muy desigual. La demanda es grande y se necesitan más obreros, pero muchos piensan que el servidor de Dios debe trabajar medio tiempo y dedicarle a la obra de Dios solo medio tiempo. Jesús no cree así, la demanda es mucha y se necesita de todo el tiempo disponible.

No hay que olvidar la existencia de personas que utilizan los caminos de Dios para enriquecerse. Son solo estafadores que se aprovechan del amor que las personas le tienen a Dios. Esto ha ocurrido desde los inicios de la iglesia (2 Corintios 11:12-15, 18-21), pero ellos tendrán que rendir cuentas al Señor de la iglesia, del cual nadie se escapa ni se puede ocultar. En estos casos, en que las personas daban a Dios, Él recibía las ofrendas, aunque estos servidores del mal (2 Corintios 11:13-15) se aprovechen de ese bien.

Otro aspecto en el que quiero dar mi opinión es que muchos argumentan que el que no diezma deja de ser salvo. Me parece que no hay que llegar a tales extremos. El diezmo en el nuevo pacto no aparece como un mandamiento. Sin embargo, como lo aclare en todo este estudio, lo damos para honrar y agradar a Dios, además de aceptar la supremacía de Jesús y su sacerdocio. Si en verdad amamos al Señor y le servimos, entonces le daremos el diezmo, no porque Él nos obligó o para ser salvos, sino porque lo amamos y queremos honrarlo así como lo hizo Abraham. 

Ahora voy a entrar a un terreno algo delicado debido a la gran acogida que tiene en la mayoría de las iglesias. Me refiero a la bendición recibida por dar un diezmo o una ofrenda. El hecho de que Dios bendiga a alguien no es discutible. Él, como soberano, bendice al que quiere en el momento que quiere. El problema está cuando se coloca el diezmo o la ofrenda como un trueque de tal manera que Dios, al recibirla, tenga que dar a cambio una bendición (que por lo general se enfatiza que es económica) obligatoria en un corto periodo de tiempo. Las bases para estos argumentos las encontramos en el antiguo testamento. Pasajes como Malaquías 3:10-11 dan a entender esta idea.

Pero el nuevo pacto se caracteriza en que Dios nos convierte en sus hijos (Juan 1:12) y su principal propósito es que lleguemos a la estatura de su Hijo Jesucristo (Efesios 4:11-13). En otras palabras, que crezcamos espiritualmente. Por lo cual utiliza los medios que Él crea necesario para que se cumpla. Esto es notable en la historia de la iglesia primitiva, cuya principal característica era la búsqueda abnegada de Dios. Vemos que ellos pasaron por muchas dificultades económicas. No por esto se tiene que pensar que tuvieran dichas dificultades por su falta de búsqueda del Señor, ya que es reconocido el respaldo divino que tenían.

Una vez más recalco que no estoy expresando que el Señor no bendiga. Lo que quiero dar a entender es que lo puede hacer en el momento que Él crea conveniente, no cuando nosotros queramos. Un ejemplo valioso en este tema es el caso de Job. Él era un justo que tenía la bendición de Dios, pero por decisión divina le es quitada, proviniéndole enfermedades y muerte en su familia. Sus amigos temerosos de Dios sacaron conclusiones y comentaron que esos sucesos eran consecuencia del pecado, que él aparentaba ser justo pero que no lo era (Job 22). Al final Dios explica la situación y declara que las afirmaciones de los amigos de Job eran calumnias. Job reconoce que ese proceso le sirvió para conocer más al Señor (Job 42:1-12).

Así que si vamos a dar, demos pero no esperando nada a cambio, sino de corazón. Además es Él quien nos da el poder para hacer las riquezas (Deuteronomio 8:18). Por último quisiera recordar la importancia de ayudar a los necesitados. En hojas atrás coloqué cómo del diezmo se apartaba una parte para ayudar a los pobres. Me parece que en nuestro tiempo muchas iglesias han olvidado esta área. Jesús y los apóstoles en varias ocasiones hablaron de este punto (Mateo 19:21, Lucas 14:13, Juan 13:29, Gálatas 2:10).

A manera de resumen, les dejo estas palabras:

El diezmo lo damos para al Señor Jesús honrar,

no porque eso nos va a salvar,

tampoco porque nos va a dar más,

sino porque lo amamos y lo queremos de verdad.

Lo queremos hacer como lo hizo Abraham,

él lo hizo solo para a Dios honrar y agradar,

no por una ley o por riqueza material.

Ese dinero que damos se utiliza para el evangelio propagar,

para ayudar al huérfano, a la viuda y al que está en necesidad.

También para que podamos tener un lugar donde congregados podamos a Dios adorar.

Además, se les da el sustento a los servidores que la buena nueva van a predicar. 

Nota: si tienes inquietudes con respecto al tema expuesto anteriormente, puedes comunicarte conmigo.

Atentamente
Hernando Álvarez 
 Correo: siloh83@hotmail.com

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jueves, 29 de junio de 2023

EL LEVANTAMIENTO DE LA IGLESIA Y SU REUNIÓN CON JESÚS O EL MAL LLAMADO RAPTO. REDACCIÓN CORREGIDA

 EL LEVANTAMIENTO DE LA IGLESIA Y SU REUNIÓN CON JESÚS O EL MAL LLAMADO RAPTO.

Para comenzar, quisiera dar a conocer que la palabra “rapto” es un término mal empleado para definir el acontecimiento donde Jesús vendrá por su iglesia. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, “rapto” tiene varios significados. El más común es: “secuestro de personas con el fin de conseguir rescate”. Este diccionario tiene otra definición, que podríamos denominar religiosa, la cual dice: “Estado del alma dominada por un sentimiento de admiración y unión mística con Dios”. Sin embargo, ninguna de estas descripciones concuerda con lo dicho en las Escrituras.

Otro término utilizado es “arrebatamiento”. Según el diccionario antes citado, “arrebatar” tiene varios significados, pero el más común es “quitar con violencia y fuerza”. Las demás definiciones que nos ofrece el diccionario se salen del tema que estamos tratando. La palabra “arrebatar” aparece principalmente en la versión Reina Valera, pero en las versiones modernas la traducen como “subiremos” (versión La Palabra de Dios para Todos), “llevados” (versión Dios Habla Hoy). De esta misma forma lo dice la versión Latinoamericana.

El presente autor ha usado el término “levantamiento”, que según el diccionario que estamos utilizando significa “acción y efecto de levantar o levantarse”. En este caso, Jesús levanta la iglesia y la lleva a su presencia en las nubes. Es por esto que al decir “levantamiento de la iglesia”, me refiero a este hecho.

Este ha sido un tema que ha traído controversia debido a lo cuidadoso que hay que ser para poder interpretarlo. Analicemos por qué se produce el levantamiento de la iglesia. ¿Cuál es su causa?

Hay un libro que a muchos no les gusta leer debido a su complejidad y, sobre todo, a los acontecimientos terroríficos que presenta. Me refiero al libro de Apocalipsis. Estos sucesos son consecuencia del pecado de la humanidad. Cuando la maldad es desbordante, la ira de Dios se derrama con motivo de esa maldad. Lea detenidamente las citas que voy a colocar, que pertenecen al Antiguo y Nuevo Testamento.

ANTIGUO TESTAMENTO: Sofonías 1:2-18, Malaquías 4:1, Isaías 2:12-21, 24:1-22, 34:1-4, Jeremías 25:32-38.

NUEVO TESTAMENTO: Apocalipsis 6, 15:1, 16:1, 18:4-5

Todos estos pasajes bíblicos relatan la ira de Dios. Sin embargo, las Escrituras enseñan que la iglesia no presenciará ese momento. Leamos 1 Tesalonicenses 1:10: “y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús quien nos libra de la ira venidera” (énfasis añadido. A menos que se indique lo contrario, la versión bíblica a usar será la Reina Valera 1960). Otra versión dice: “… quien nos salva del castigo que el mundo va a recibir por su pecado (énfasis añadido) versión Biblia de Dios para Todos. “Jesús es quien nos salva del terrible castigo que viene (énfasis mío) versión Dios Llega al Hombre. Lea esta otra cita: “porque Dios no nos ha elegido para sufrir su castigo, sino que nos eligió para tener salvación…” 1 Tesalonicenses 5:9 versión Palabra de Dios para Todos.

La Biblia narra cómo en una ocasión Dios derramó su ira sobre toda la humanidad a causa de la maldad (Génesis 6:5-8), pero Dios salvó a Noé y su familia porque eran justos (Génesis 7:1). De esta misma manera salvará a la iglesia. Procedamos a examinar cómo sucederá este hecho. Leamos 1 Corintios 15:51-52: “Pero quiero que sepan un secreto: no todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene el último toque de trompeta. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados para no morir. Y nosotros seremos transformados” versión Dios Habla Hoy. Lea también 1 Tesalonicenses 4:15-17: “… que nosotros, los que quedamos vivos hasta la venida del Señor, no nos adelantaremos a los que murieron. Porque se oirá una voz de mando, la voz de un arcángel y el sonido de la trompeta de Dios, y el Señor mismo bajará del cielo. Y los que murieron creyendo en Cristo resucitarán primero; después, los que estemos vivos seremos llevados, juntamente con ellos, en las nubes, para encontrarnos con el Señor en el aire…” versión Dios Habla Hoy.

El texto es claro: nos muestra que ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos y que primero serán resucitados los justos y después los que estén vivos serán transformados, pero solo aquellos que siguen a Jesús. Un punto de suma importancia es que hay dos resurrecciones: la de los justos y la de los injustos (Juan 5:28-29, 11:24, Daniel 12:2). La resurrección de los justos es para ser transformados, recibir recompensas (Mateo 6:19, Apocalipsis 22:12) y estar la eternidad con Dios. Mientras tanto, la resurrección de los injustos es para ser juzgados y pasar una eternidad sin Dios en un gran sufrimiento (Apocalipsis 20:6, 11-15). La primera resurrección se divide en dos etapas: la primera ocurre cuando Jesús viene en las nubes y recoge su iglesia. En este preciso momento resucitan los justos (1 Tesalonicenses 4:15-17, 1 Corintios 15:51-52, Daniel 12:13). (Un aspecto a considerar es que en el levantamiento de la iglesia, cuando Jesús en las nubes la espere, Él no será visto. Todos lo verán cuando venga a reinar). La otra etapa ocurre al final de la tribulación, donde resucitan solo aquellos que murieron como mártires en manos del anticristo. Leamos Apocalipsis 20:4: “y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (énfasis mío).

Examinando cuidadosamente la cita anterior, se puede distinguir a la iglesia de aquellos que son asesinados por el anticristo. La primera parte del texto habla de unos tronos y de aquellos que se sentaron en esos tronos. Pero ¿quiénes son estos que se sientan en tronos y reciben el poder de juzgar? El apóstol Pablo nos responde esta incógnita en 1 Corintios 6:2-3: “¿acaso no saben que el pueblo de Dios ha de juzgar al mundo? Y si ustedes han de juzgar al mundo ¿cómo no son capaces de juzgar estos asuntos tan pequeños? ¿no saben que incluso a los ángeles habremos de juzgarlos nosotros?..” versión Dios Habla Hoy.

Es clara la relación que tienen estas citas, las cuales muestran un mismo acontecimiento. Sin embargo, si lee con cuidado Apocalipsis 20:4 notará que los que resucitan en ese momento son aquellos que murieron a manos del anticristo, pero no nombra a todos aquellos cristianos y justos que murieron antes de que el anticristo apareciera. Esto es debido a que la iglesia es la que se encuentra sentada en los tronos para juzgar. Estos que mueren a manos del anticristo son aquellos que se convertirán en la época de la tribulación y que por causa del testimonio de Jesús morirán (Apocalipsis 12:17, 7:9-14).

Otros pasajes bíblicos que dan luz acerca del tema se encuentran en Apocalipsis. Leamos Apocalipsis 7:1-8. En esta cita encontramos el relato acerca del sello que se les coloca a 144,000 personas de las tribus de Israel. OJO, son solamente del pueblo de Israel y ocurre al principio de la tribulación (la ira de Dios). Esto lo confirmamos leyendo Apocalipsis 7:2-4: “vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol y tenía el sello del Dios vivo y llamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y el mar diciendo: no hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios, y oí el número de los sellados: ciento cuarenta mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel” (énfasis mío).

Se puede dar cuenta como de manera específica se dice que los únicos que son protegidos de la ira de Dios son un número determinado de personas del pueblo de Israel. Un suceso parecido está narrado en el libro de Ezequiel capítulo 9, donde Dios manda a matar a todos los pecadores de Israel, con excepción de los sellados. La diferencia radica en que en el libro de Apocalipsis se refiere al mundo entero, mientras que en el libro de Ezequiel solo se refiere a Israel.

El punto clave en esta cita bíblica es ¿por qué solo se sella a los siervos israelitas y no a la iglesia? La respuesta encaja perfectamente con el tema que estamos tratando: como la iglesia no está, no puede ser sellada y esto debido a que Jesús se la llevó para que no sufriera la ira de Dios. Un pasaje que complementa lo que he dicho anteriormente se encuentra en Apocalipsis 12:13-16, donde relata que Dios protege a Israel del ataque del diablo, mientras los que se convierten al Señor en esa época reciben el ataque. Me refiero a los no israelitas que creen. En Apocalipsis 12:17, a estas personas el diablo las ataca y ellas mueren (el ataque es a través del anticristo).

Apocalipsis 7:9-17 narra una parte del final de la tribulación. Dice el apóstol que vio a muchas personas vestidas de blanco quienes provenían de diferentes naciones, tribus y lenguas. La Escritura es clara al decir que no son del pueblo de Israel. Estas personas mueren a manos del anticristo. Leamos Apocalipsis 7:14: “…Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del cordero” (énfasis mío). Ahora leamos Apocalipsis 20:4: “… y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos…” (énfasis mío). Los que no adoraban a la bestia ni a su imagen eran asesinados (Apocalipsis 13:15).

Examinemos otra cita bíblica. Leamos Apocalipsis 14:14-20: “Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios”.

Ahora escudriñémoslo paso a paso:

Ø  En la primera parte del texto se narra la aparición en una nube blanca de alguien semejante al hijo del hombre. Este personaje es Jesús (Daniel 7:13, Mateo 24:30, Apocalipsis 1:12-18). Como dije en una parte de este estudio, cuando ocurra el levantamiento de la iglesia por Jesús, Él no será visto. Él toma la iglesia y la lleva a su presencia en las nubes (1 Tesalonicenses 4:17), pero ninguno lo podrá observar ya que será en un abrir y cerrar de ojos (1 Corintios 15:51-52). Sin embargo, más adelante Jesús podrá ser observado debido a que Él mismo dice que cuando venga a reinar será un acontecimiento tan espectacular que todo ser humano podrá verlo. Pero la Escritura es específica al decir que sucederá cuando Él venga a reinar (Mateo 24:29-30, Apocalipsis 1:7). Pero Jesús para poder instaurar su reino primero tiene que derrotar al anticristo y deshacer su gobierno (2 Tesalonicenses 2:8-9, Apocalipsis 19:11-21). Por consiguiente, Jesús no será visto cuando venga a buscar a su iglesia, sino cuando venga a reinar. Este es un acontecimiento único que solo sucede una vez. 

Ø  Jesús mete la hoz y cosecha, la hoz es un instrumento que es utilizado para cosechar.

Ø  Aparece un ángel que también lleva una hoz, y éste vendimia valga la redundancia, una viña.

Ø  Las uvas que recoge este ángel las coloca en un lagar (es un recipiente que se usa para exprimir las uvas). Lo que se hará en este lugar representa la ira de Dios.

Ø  ¿Quién pisa el lagar que se mencionó anteriormente? Apocalipsis 19:15 nos responde esta incógnita mostrándonos que es Jesús. Recuerde que al principio se comentó que Cristo nos libra de la ira de Dios, que también es su ira (Apocalipsis 6:16-17). Él no puede derramar su ira sobre la iglesia debido a que la iglesia es su cuerpo. Y sabiendo que la ira es consecuencia del pecado, no debemos esperar que el cuerpo de Cristo, que es la iglesia, la cual es santa y sin mancha (2 Corintios 11:2, Efesios 1:4, 5:25-27, Colosenses 1:22), reciba esa sentencia.

En Isaías 63:1-6: “¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre”.

Dios toma la figura del lagar para dar a conocer su ira por el pecado. Asimismo Joel 3:13-15: “Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”.

Ø  Al pasaje de Apocalipsis 14:14-20 lo podemos relacionar con Mateo 3:12. Jesús en Apocalipsis aparece con una hoz para cosechar. En Mateo aparece como el que limpia el trigo y lo separa guardándolo en un granero y después quemando la paja. En Apocalipsis, Jesús es quien pisa el lagar. En ambas citas, Jesús primero recoge la cosecha que representa a la iglesia y después procede a derramar su ira. En definitiva, es imposible que la iglesia, que son los hijos de Dios, sufran su ira.

Analicemos otro aspecto. Leamos Apocalipsis 19:14: “Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos”. Esta cita muestra que el ejército de Jesús está vestido con lino finísimo. Asociemos este pasaje con Apocalipsis 19:7-8: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino son las acciones justas de los santos”. También con Apocalipsis 3:5: “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”. También con Apocalipsis 17:14: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles”. Y por último Colosenses 3:4: “…cuando Él aparezca ustedes también aparecerán con Él llenos de gloria” versión Dios Habla Hoy. 

Con estas citas bíblicas es claro que la iglesia vendrá con Jesús cuando venga a derrotar al anticristo y a colocar su reino sobre la tierra. Y si la iglesia viene con Él es porque antes se la había llevado.

A manera de resumen, les dejo estas palabras:

El levantamiento de la iglesia muchos creen que no ocurrirá.

Que los hijos de Dios en la tribulación se quedarán.

Pero esto no puede pasar.

En Primera de Tesalonicenses 1:10 dice que de la ira Él nos librará.

Jesús a su propio cuerpo no puede castigar por la maldad,

ya que Él viene por una iglesia sin mancha y sin iniquidad.

Nota: si alguno tiene inquietudes con respecto al estudio escrito anteriormente, puede comunicarse conmigo.

Atentamente,

Hernando Álvarez

Correo: siloh83@hotmail.com

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martes, 27 de junio de 2023

LA ARMADURA DE DIOS. REDACCION CORREGIDA

LA ARMADURA DE DIOS

Una herramienta que fue ampliamente utilizada por los escritores sagrados es la alegoría. José Martínez la define como “una ficción mediante la cual una cosa representa o simboliza otra distinta. Puede considerarse, pues, como una metáfora ampliada” (Hermenéutica Bíblica, página 68). De esta manera, la Biblia utiliza de manera recurrente elementos de la vida cotidiana para presentar un mensaje espiritual, con el propósito de que los creyentes comprendan de forma sencilla el mensaje divino. Tanto el Señor Jesucristo como el apóstol Pablo eran expertos en el uso de esta figura retórica.

Entre los ejemplos que podemos encontrar está la armadura. En nuestros días, difícilmente se emplearía esta figura para enseñar, ya que su uso está extinto. Sin embargo, en la época del apóstol Pablo, los soldados usaban armaduras metálicas como protección contra las armas del enemigo, ya fueran espadas, flechas, etc. El ejército más famoso de esa época era el romano, que mantenía presencia en las diferentes ciudades mencionadas en el Nuevo Testamento. Eran empleados para mantener el orden y acabar con cualquier revuelta. Eran temidos por unos y admirados por otros; pero independientemente de quiénes fueran, es seguro que los hayan visto portando sus armaduras.

El pasaje bíblico utilizado por el apóstol al enseñar sobre la armadura de Dios es este:

   

   Efesios 6:13-17 

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad,  pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.

Como Éfeso era una ciudad sometida al régimen romano y cuyos habitantes estaban familiarizados con dichos soldados, la armadura que tomó el apóstol como referencia fue la romana, por tanto nos basaremos en ella.

En la imagen, podemos ver la representación de un soldado romano. Se distingue cada parte de la armadura y sus funciones. Examinemos cada una de ellas:


  El Casco (yelmo) o también conocido como Galea o cassis: forjado de una sola pieza de metal con forro de cuero. El penacho era hecho de pelo de caballo, el color del tiñe indicaba el rango. Dos placas colgaban del casco por encima de las mejillas, y otra placa protegía la parte de atrás del cuello y los hombros.

        Función: Protegía la cabeza y el cuello de los ataques del enemigo.


      La Coraza o Lorica segmentada: La coraza, compuesta de escamas de hierro o de bronce estaba construida en cuatro secciones para proteger cada hombro y cada lado del pecho. Las escamas metálicas eran cocidas a un chaleco de cuero endurecido que se ponía como un chaleco salvavidas antes de sujetar las escamas con correas de cuero.

           Función: Protegía los órganos vitales


       La Espada o Gladius: La espada era portada en el lado derecho colgando de un cincho o correa de cuero sobre el hombro.

Función: poderosa arma ofensiva en manos de un soldado diestro. El blandearla era señal de advertencia al enemigo. 

 

       Cinturón o Cingulum: El cinturón de cuero era atado alrededor de una túnica de lana. Placas de bronce conectadas al cinturón colgaban de éste para proteger el área de la ingle del soldado.

Función: Sostiene la espada, daga y delantal de bronce. Llevada en todo tiempo aun sin el resto de las partes de la armadura. 

 

     Escudo o Escutum: La curvatura era creada con tres delgadas láminas de madera pegadas. Cubierto con lino o cuero, el escudo era pintado conforme a la legión. Una moldura de bronce cubría los bordes redondeados para mayor protección.

Función: Escudos sobrepuestos permitían a los soldados avanzar juntos. El escudo era utilizado para proteger todo el cuerpo incluyendo la parte superior.


      Sandalias o Caligae: De gruesas suelas de cuero incrustadas con tachuelas o pedazos de piedra para mejorar la tracción, las sandalias eran atadas a los pies con múltiples correas de cuero.

Función: Adecuadas para marchar y pelear. Calzaban más cómodamente con el uso.

La información sobre las partes de la armadura fue tomada de: http://discipuladoefectivo.blogspot.com.co/2013/11/la-armadura-de-dios.html

El apóstol Pablo asigna un aspecto espiritual a cada segmento de la armadura. La razón por la cual hace esta comparación se ve en los siguientes versos:


         Efesios 6:11 Versión Reina Valera Contemporánea 

Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo. (Énfasis añadido)

 

         Efesios 6:13 Versión Reina Valera Contemporánea

Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes. (Énfasis añadido)

La razón por la que el apóstol nombra una armadura de Dios es para hacer frente a las asechanzas del diablo y poder estar firmes cuando llegue el día malo. El término griego que usa el apóstol para “asechanzas” es, según el diccionario Vine, “methodeia” (μεθοδεία), que denota astucia y engaño. Se traduce como “asechanzas (del diablo)” en Efesios 6:11 y como “artimañas (de error)” en Efesios 4:14. Hace referencia a aquellas acciones de Satanás y sus demonios que llevan a que un creyente se aleje de Cristo. Son artimañas usadas para engañar a los hijos de Dios, como por ejemplo las tentaciones hechas a nuestro Señor (Mateo 4:1-11). En ninguna manera se refiere a ataques al cuerpo, tales como arrojarlo de un lugar a otro, hacerle daño mientras duerme, golpearlo, etc.

Cuando las Escrituras dicen que debemos tener la armadura para resistir el día malo y permanecer firmes, el día malo viene siendo precisamente el momento en que Satanás ataca con sus artimañas. Esto lo sugiere la función del escudo, que es apagar los dardos de fuego del maligno. Claro está, que así como el escudo es alegórico, estos dardos de fuego también lo son y hacen referencia a sus asechanzas.

Examinemos cada pieza de la armadura y la asignación espiritual que le hace el apóstol:


    EL CASCO (YELMO): LA SALVACIÓN (EFESIOS 6:17). Este es un aspecto de la vida del creyente que es de fundamental importancia, ya que muestra el amor de Dios y nuestro futuro a su lado, alejados de la condenación eterna. La Biblia registra que la salvación es un regalo de Dios que recibimos cuando creemos en Cristo (Efesios 2:8). Por tanto, el cristiano debe ser consciente de su salvación, que es algo que no se gana por obras. La única forma de obtenerla es creer en Cristo, ya que solo así Dios nos la otorga como un regalo. Cuando el hijo de Dios no es consciente de esto, Satanás fácilmente puede hacerlo decaer en el momento en que peca, aduciendo que no merece la salvación, que tiene el cielo perdido, que no podrá estar nunca a su lado y que el infierno va a ser su lugar eterno.

 

    LA CORAZA: LA JUSTICIA (EFESIOS 6:14). Este aspecto hace referencia a la justicia que nos es otorgada por la fe en Jesús (Romanos 1:17, 3:22, 8:4, 10:4). Cuando estamos conscientes de que somos justificados, el enemigo no podrá colocar en nosotros culpa que Dios no pueda perdonar. Debemos tener presente que somos pecadores y que el pecado, por pequeño que parezca, siempre estará presente en nuestras vidas. Como muy bien dice el apóstol Juan: “Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:10 RVC).

     LA ESPADA: LA ESPADA DEL ESPÍRITU, QUE CORRESPONDE A LA PALABRA DE DIOS (EFESIOS 6:17). La Palabra de Dios es el arma del cristiano, con ella contrarresta los ataques del diablo. La forma en que esto ocurre es cuando Satanás usa la mentira y tergiversa las Santas Escrituras. Recordemos cómo tentó a nuestro Señor y la forma en que Jesús le hizo frente: citando la Biblia. Cuando tenemos un vasto conocimiento de las Escrituras, podemos hacer frente a cualquier situación con los principios y ejemplos que encontramos en ella, tal como hizo nuestro Maestro. En ningún lugar se menciona que la Palabra de Dios sea utilizada para hacer daño en los cuerpos espirituales de Satanás y sus demonios.

        EL CINTURÓN: LA VERDAD (EFESIOS 6:14). Las Escrituras enseñan que Satanás es el padre de la mentira (Juan 8:44) y que Jesús es la verdad (Juan 14:6). Podríamos decir que, así como Satanás es el padre de la mentira, nuestro Dios es el Padre de la Verdad. Por tanto, en la lucha espiritual, un cristiano se identifica con su Padre al hablar verdad. En el momento en que, como creyentes, mentimos, dejamos a un lado el bando del Señor Jesús para actuar como su enemigo. De allí la importancia de este aspecto espiritual.

       EL ESCUDO: LA FE, PARA APAGAR LOS DARDOS DE FUEGO DEL ENEMIGO. Es la única parte de la armadura cuya función espiritual el apóstol explica acorde a su función material (Efesios 6:16). La fe es uno de los aspectos espirituales más importantes en el cristianismo. Por medio de la fe, conocemos a Dios, hemos sido salvos, recibimos al Espíritu Santo y oramos. Además, podemos hacerle frente a las asechanzas del diablo, que siempre busca la destrucción del hombre, principalmente de los que creen en Cristo. Así como hizo con Job, busca debilitar nuestra relación con Dios por diferentes medios. En este punto, Dios no evita sus ataques; al contrario, los usa para beneficio de sus hijos, tal como hizo con Job.

Nuestro Señor nos lo revela cuando le dice a Pedro: “Simón, Simón, Satanás ha pedido sacudirlos a ustedes como si fueran trigo; pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando hayas vuelto, deberás confirmar a tus hermanos” (Lucas 22:31-32 RVC). Como podemos observar, Jesús nunca oró para que no fueran sacudidos por el enemigo; oró para que no les faltara la fe. Esto nos recuerda el caso de Job, cuando el diablo pidió a Dios sacudirlo. Pero vemos que el Señor lo usó para bien, ya que el estado espiritual de Job al final fue superior al de su principio. Esto también nos confirma que Satanás nunca puede asechar a un cristiano sin el permiso de Dios.

En conclusión, con la fe podemos hacer frente a cualquier ataque del enemigo. No importa la situación que un cristiano esté enfrentando; su confianza en Dios lo mantiene firme en sus caminos. 

     SANDALIAS: LA DISPOSICIÓN DE PREDICAR EL EVANGELIO DE LA PAZ. EFESIOS 6:15. El predicar el evangelio es un mandato ineludible de nuestro Señor a su iglesia (Mateo 28:19-20). Por tanto, su cumplimiento es de suma importancia. Al hacerlo, damos luz a un mundo de tinieblas, luchamos contra las asechanzas del diablo en el sentido de que batallamos con sus engaños y mostramos libertad a aquellos que están sometidos al pecado y, por ende, a sus dominios.

Cuando el apóstol Pablo habla de la armadura de Dios, lo hace en un contexto con un significado en ese contexto. Si le damos un significado que no está escrito, le añadimos a aquello que el apóstol quiso dar a entender. A continuación, se mostrará cómo algunas de las partes de la armadura en otras citas bíblicas toman un sentido diferente. Por tanto, no se puede eludir el contexto general de la Biblia y creer que la armadura enseñada por el apóstol es algo literal que debemos colocarnos todos los días. La armadura representa aquellos aspectos que, como cristianos, debemos poseer en nuestra vida diaria, no importando el momento ni la situación en que nos encontremos. Examinemos el contexto general de las Escrituras al respecto:

         CORAZA:

De Justicia: Efesios 6:14, Isaías 59:17

De Fe Y Amor: 1Tesalonicenses 5:8

         CASCO (YELMO):

La Salvación. Efesios 6:17, Isaías 59:17

Esperanza O Confianza En Nuestra Salvación: 1Tesalonicenses 5:8

 

         ESCUDO:

La Fe: Efesios 6:16.

Dios: Génesis 15:1, 2Samuel 22:3

La salvación: 2Samuel 22:36, Salmo 18:35

La verdad: Salmo 91:4

La ciencia y el dinero: Eclesiastés 7:12

Examinando las diferentes asignaciones que se le hacen a algunas piezas de la armadura, podemos concluir que el propósito del apóstol nunca fue determinar una doctrina de ello, sino dejar unas características espirituales que todo cristiano debe tener para hacer frente a las artimañas del enemigo y permanecer firmes al final. Si no fuera así, se evidenciarían contradicciones en las Escrituras, las cuales, como sabemos, no existen.

Nota: Si alguno tiene inquietudes con respecto al tema expuesto anteriormente, puede comunicarse conmigo.

Atentamente:

Hernando Álvarez.

Correo:siloh83@hotmail.com

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