Dios les bendiga mis hermanos, iniciamos con la carta de Ignacio a los Efesios:
que había sido preordenada desde antes de los siglos para una gloria permanente e inmutable, unida y elegida en una verdadera pasión, por la voluntad del Padre y de Jesucristo nuestro Dios. Presentación de la Carta.
En esta cita podemos evidenciar, sin lugar a dudas, que para el obispo Ignacio Jesús es Dios, conforme al Nuevo Testamento, de esta forma se puede argumentar históricamente que la iglesia desde sus inicios ha creído en Jesús como Dios.
Por lo tanto es apropiado que andéis en armonía con la mente del obispo; lo cual ya lo hacéis. Porque vuestro honorable presbiterio, que es digno de Dios, está a tono con el obispo, como si fueran las cuerdas de una lira. Verso 4
En este verso podemos darnos cuenta que ya existen diferencias entre el obispo y el presbítero o anciano, recordemos que en el Nuevo Testamento estos títulos se usan en la misma persona,eran sinónimos, ahora el obispo es superior a los ancianos, está sobre ellos, este viene siendo el comienzo de un orden jerárquico que con el transcurrir del tiempo fue creciendo hasta nuestros dias. En ese entonces abarcaba una iglesia local, después una ciudad, hasta llegar a regiones enteras, uno muy reconocido era el obispo de Roma, quién con el tiempo,a raíz del decaimiento de los obispos de otras regiones y por ser la capital del imperio, fue tomando cada vez más poder hasta formarse la figura que conocemos hoy: el papa; otro liderazgo semejante es el del patriarca de Constantinopla, que hoy viene siendo el líder de la iglesia ortodoxa. Es seguro que Ignacio nunca imaginó que esta organización iba a terminar de esa manera; según algunos estudiosos, estos cambios surgieron a raíz de las herejías, se necesitaba una cabeza que mantuviera unida a la iglesia en contra de las falsas doctrinas.
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