Dios les bendiga mis hermanos, hoy iniciamos a compartir información de la carta de Ignacio a los Magnesios:
presidiendo el obispo, que ocupa el lugar de Dios, y los presbíteros según la semejanza del concilio de los apóstoles, con los diáconos también que me son muy queridos, habiéndoles sido confiado el diaconado de Jesucristo, que estaba con el Padre antes que los mundos y apareció al fin del tiempo. Verso 6
Por tanto, tal como el Señor no hizo nada sin el Padre [estando unido con Él], sea por sí mismo o por medio de los apóstoles, no hagáis nada vosotros, tampoco, sin el obispo y los presbíteros. Verso 7.
En estas citas volvemos a encontrar el énfasis desmedido que da Ignacio a los obispos, algo que con los siglos daría origen al papado.
Es absurdo hablar de Jesucristo y al mismo tiempo practicar el judaísmo. Porque el cristianismo no creyó en el judaísmo, sino el judaísmo en el cristianismo, en el cual toda lengua que creyó fue reunida a Dios. Verso 10
En el tiempo de Ignacio Jerusalén y el templo habían sido destruidos y los judíos dispersados en el mundo, entre ellos los judíos convertidos al cristianismo, o sea, la iglesia formada por los apóstoles en Jerusalén, esta iglesia con el tiempo fue perdiendo importancia hasta perderse en la historia, sin saber cuál fue su destino, quedando la iglesia gentil.
La alusión de Ignacio muestra el rechazo a que la iglesia cumpla con los aspectos judíos que con la llegada de Cristo habían tomado un nuevo significado.
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