Dios les bendiga mis hermanos. Iniciamos a compartir información de la carta de Ignacio a los Trallanos:
Porque aunque deseo sufrir, con todo no sé seguro si soy digno de ello; porque la envidia del diablo verdaderamente muchos no la ven, pero contra mí está librando una guerra encarnizada. Así pues, ansío ser manso, con lo cual el príncipe de este mundo es reducido a la nada. Verso 4
Aquí ya podemos ver referencias a Satanás, donde Ignacio libra con el una guerra, aunque no indica de qué forma, sin embargo, al declarar que con su mansedumbre reduce su enemigo a la nada, muestra que no es una guerra como la pintamos en nuestros días.
¿Acaso no soy capaz de escribiros de cosas celestiales? Pero temo que pudiera causaros daño siendo vosotros aún niños. Así que tened paciencia conmigo, para que no os atragantéis no siendo aún capaces de ingerirlas.
Porque yo mismo también, a pesar de que estoy en cadenas y puedo comprender cosas celestiales y las formaciones de los ángeles y los órdenes de los principados, lo visible y lo invisible, yo mismo, no por esta razón soy un discípulo. Porque carecemos de muchas cosas, para que no nos falte Dios. Verso 5
Estas palabras nos hacen recordar al apóstol Pablo y la referencia que hace a sus visiones, aunque Ignacio habla de ciertos aspectos espirituales como Ángeles y principados, no especifica nada al respecto; las Escrituras no profundizan en gran manera en estos temas, lo que muestra que el conocimiento que nos otorga Dios a través de ellas es lo que necesitamos para nuestra vida cristiana.
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