LAS FUENTES DE INFORMACIÓN DE MARCOS.
El valor de cualquier narración histórica dependerá de las fuentes de información de su autor. Entonces, ¿dónde obtuvo Marcos su información acerca de la vida y obra de Jesús? Ya hemos visto que su hogar fue desde el principio el centro cristiano de Jerusalén. Muchas veces tiene que haber oído contar a los primeros cristianos sus recuerdos personales de Jesús. Pero es muy probable que tuviera una fuente de información aún más insuperable.
A principios del siglo II hubo un hombre llamado Papías, que se complacía en obtener y transmitir toda la información que pudiera espigar sobre los primeros días de la Iglesia. Nos dice que el evangelio de Marcos no es otra cosa que la recopilación de los materiales de la predicación de Pedro, el más grande de los apóstoles. Marcos estuvo muy cerca de él, y tan cerca de su corazón que Pedro le podía llamar "Marcos, mi hijo» (1 Pedro 5:13). Aquí tenemos lo que dice Papías:
Marcos, que fue el intérprete de Pedro, tomó nota cuidadosamente, aunque no por orden, de todo lo que pudo recoger de lo que Cristo había dicho o hecho. Porque él mismo no había escuchado al Señor, ni había sido seguidor Suyo. Lo fue de Pedro, como he dicho, en fecha posterior, y Pedro adaptaba su enseñanza a las necesidades prácticas sin proponerse dar las palabras del Señor de una manera sistemática. Así que Marcos no se equivocó al escribir algunas cosas así, de memoria; porque su única intención era no omitir ni desvirtuar nada de lo que había oído.
Así que podemos aceptar como un hecho que Marcos nos dejó en su evangelio lo que recordaba del material de la predicación del mismo Pedro.
Así es que tenemos dos grandes razones para considerar que Marcos es un libro de importancia suprema. La primera, que es el primero de todos los evangelios; si fue escrito al poco tiempo de la muerte de Pedro, sería hacia el año 65 d C. La segunda, que contiene lo que Pedro predicaba y enseñaba acerca de Jesús. Podríamos decir que Marcos es lo más próximo que tendremos nunca del relato de un testigo presencial de la vida de Jesús. William Barclay
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