jueves, 2 de julio de 2020

Datos interesantes

La advertencia de San Pablo (2 Cor 6:14) acerca de no "unirse en yugo desigual", lo que es una aplicación alegórica de Lv 19:19; Dt 22:10, encuentra hasta cierto punto su contrapartida en los escritos rabínicos místicos, donde este último pasaje citado es aplicado de manera expresa a matrimonios espiritualmente desiguales. La amonestación de 1 Cor 7:39 a casarse "sólo en el Señor" recuerda muchas advertencias rabínicas similares, de las que seleccionaremos las más notables. Los hombres, se nos dice, se casan por una de cuatro razones: por pasión, riqueza, honor o la gloria de Dios. En cuanto al primer tipo de matrimonio, la descendencia puede esperarse que sean hijos "tercos y rebeldes", como podemos inferir de la sección que se refiere a los tales siguiendo la de Dt 21:11. Con respecto a los matrimonios por dinero, debemos aprender una lección de los hijos de Elí, que trataron de enriquecerse de esta manera, pero de cuya posteridad se dijo (1 Sam 2:36) que "vendrá a postrarse por una moneda de plata y un bocado de pan". De los casamientos por motivos sociales, honor e influencia, el rey Joram ofrecía una advertencia, el que vino a ser yerno del rey Acab, porque aquel monarca tuvo setenta hijos, mientras que al morir, su viuda Atalía, "se levantó y destruyó toda la descendencia real" (2 Re. 11:1). Pero es muy distinto en el caso del matrimonio "en nombre del cielo" o "por el nombre de Dios" - en Dios y por Dios- son tan frecuentes y enfáticas, que las expresiones empleadas por San Pablo deben haberle sido familiares. Tomado del libro Usos y costumbres de los judíos en los Tiempos de Cristo. Alfred Edersheim

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