Dios les bendiga mis hermanos, seguimos compartiendo algunas datos interesantes del martirio de Policarpo:
Pero cuando el magistrado insistió y le dijo: “Jura, y te soltaré; insulta a Cristo”, Policarpo contestó: “Durante ochenta y seis años he sido su siervo, y no me ha hecho mal alguno. ¿Cómo puedo ahora blasfemar de mi Rey que me ha salvado?”. Verso 9
Esta es una frase muy reconocida en la iglesia antigua, de cómo el anciano Policarpo se negó a blasfemar de su Señor trayendole como consecuencia el martirio.
Por esta causa, sí, y por todas las cosas, te alabo, y bendigo, y glorifico, por medio del Sumo Sacerdote eterno y celestial, Jesucristo, tu Hijo amado, por medio del cual, con Él y el Espíritu Santo, sea gloria ahora y siempre y por todos los siglos. Amén”. Verso 14
En esta cita se evidencia el conocimiento que tenían de la carta a los hebreos al hablar de Jesús como el Sumo sacerdote; además, encontramos una referencia a la trinidad.
gloriso mártir Policarpo, que fue un maestro apostólico y profético en nuestros propios días, un obispo de la santa Iglesia que está en Esmirna. Verso 16
En este texto encontramos una referencia a la conexión que tenía Policarpo con los apóstoles.
Pero el maligno, celoso y envidioso, el adversario de la familia de los justos, habiendo visto la grandeza de su martirio y lo intachable de su vida desde el principio, y cómo fue coronado con la corona de la inmortalidad, y hubo ganado un premio que nadie puede desmentir, se las arregló para que ni aun su pobre cuerpo fuera sacado y llevado por nosotros, *aunque muchos deseaban hacerlo y tocar su carne santa*... Porque a Él(Jesús), siendo el Hijo de Dios, le adoramos, pero a los mártires, como discípulos e imitadores del Señor, los respetamos y queremos como merecen. Verso 17
En esta parte ya se puede encontrar la relevancia que estaba teniendo el cuerpo de los mártires, considerándolo diferente y santo, algo que no se ve en las Escrituras; aunque el escrito aclara que ven a los mártires con respeto, esta práctica iba a degenerar en algo que en la edad medía sería común y que aún vemos hoy, el declarar el cuerpo de algunas personas santas y diferentes usándolos como reliquias a las que adoran en templos.