sábado, 9 de julio de 2022

Escritos diversos

 Melitón de Sardis (m. 177). Sí cabe recordar a Melitón de Sardis, quien puede haber sido el sucesor del "ángel" de la iglesia de Sardis, a quien se envía un mensaje en Apocalipsis 3.1-6. Es muy probable que conociera a Policarpo y a su discípulo lreneo.(Melitón escribió una Apología dirigida a Marco Aurelio (ca. 170), en la que se refiere a la crueldad imperial. Por la profundidad de su pensamiento se lo conocía como "el fílósofo", y se lo incluye entre los apologistas. Murió mártir, bajo Marco Aurelio.) De él se dice que "vivió enteramente en el Espíritu Santo", Jerónimo cita a Tertuliano según una obra perdida de este (Sobre el éxtasis), en la que el padre de Cartago se refiere a Melitón como alguien a quien muchos consideraban un poderoso profera. Este es el lugar oportuno para considerar la relación entre los ministerios carismáticos y residentes en las iglesias, a la luz del caso de Melitón y su posición como profeta y obispo al mismo tiempo. Evidentemente, en él se daban al mismo tiempo la autoridad del obispo con la pasión del profeta. Ya en la Didaché se pueden ver en operación estos dos niveles de ministerio: los oficiales locales (obispos y diáconos) ejerciendo también dones espirituales como profetas y maestros. Probablemente Melitón es un ejemplo de este matrimonio de un ministerio carismático y otro administrativo. Seguramente Melitón, al igual que sus maestros Policarpo e lreneo, sostenía firmemente la necesidad de un ministerio pastoral reconocido y bien establecido, con obispos fuertes a la cabeza. Pero, al mismo tiempo, se nos presenta como un profeta, capaz de hablar bajo la guía y control del Espíritu Santo. Este doble papel es importante porque pone de manifiesto que, al menos en Asia Menor, hacia fines del segundo siglo, mientras lentamente se iba constituyendo un clero reconocido en las comunidades cristianas, los dones del Espíritu seguían todavía en vigencia. Como concluye Congar, a la luz del caso de Melitón: «la afirmación del papel de los obispos no difumina en absoluto la vía carismática de la Iglesia. Eran hombres espirituales en el sentido en que habla san Pablo (l Corintios 2.10-15) y san Ireneo después de él: "El apóstol llama atinadamente espirituales a aquellos que han recibido el don del Espíritu y se conducen rectamente en todo"» tomado del libro La acción del Espíritu Santo en la historia. Pablo Deiros 

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