domingo, 3 de julio de 2022

Escritos diversos

 Cuadrato de Atenas (ca. 130) Entre los primeros apologistas surge el nombre de Cuadrato, obispo de Atenas. Además, este hombre no solo defendió la fe cristiana escribiendo una Apología, sino que era conocido como evangelista y profeta. Eusebio dice de él: "Entre las luces brillantes de este período estaba Cuadrato, quien según la evidencia escrita era, como las hijas de Felipe, eminente en su don profético" Es interesante que Eusebio, no muy afecto a destacar el ejercicio de los carismas con posterioridad a los apóstoles, agrega que «además de ellos muchos otros eran bien conocidos en ese tiempo, perteneciendo a la primera etapa en la sucesión apostólica». El caso de Cuadrato y el testimonio de Eusebio son oportunos para ilustrar una de las dificultades que enfrenta el historiador cristiano cuando investiga la acción del Espíritu Santo en la historia. Hombres como Eusebio estaban profundamente condicionados por sus propias presuposiciones y compromisos ideológicos con el medio ambiente. No debe olvidarse que Eusebio escribe con posterioridad a la «conversión» de Constantino (probablemente en 314 ó 315), y cuando la fe cristiana ha pasado de ser una «vil superstición» a encaminarse a su consideración como la religión del Estado romano. A los ojos de cristianos comprometidos con el Imperio Romano y su cultura (como era el caso de Eusebio), la simpleza y espontaneidad carismática de los primeros cristianos y sus sucesores era algo para mantener callado. Que Cuadrato haya sido un gran varón de Dios, no significa que Eusebio se sienta en la obligación de destacar sus dones espirituales y su ministerio carismático. Por otro lado, el propio Eusebio debe haber confrontado el problema de la falta de suficiente información, no solo sobre Cuadrato, sino en relación con muchísimos otros «sucesores de los apóstoles», como él los llama. De todos modos, la aparente ausencia de material no prueba que hombres como Cuadrato no hayan ejercido un ministerio combinado, como apologista y profeta, al mismo tiempo. Es muy probable que Cuadrato ejercía de manera poderosa el don profético, pero su ministerio no fue registrado, o si fue registrado se perdió el material con posterioridad. De hecho, el propio Eusebio reconoce sus muchas limitaciones al tratar de reconstruir lo ocurrido con posterioridad al ministerio de los apóstoles. Tomado del libro La acción del Espíritu Santo en la historia. Pablo Deiros 

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