domingo, 3 de julio de 2022

Escritos diversos

 LOS APOLOGISTAS GRIEGOS. El período de los apologistas griegos comienza poco antes del final del período de los Padres Apostólicos. Los apologistas fueron hombres que se propusieron escribir en defensa de la fe cristiana contra las acusaciones populares y los ataques más sofisticados de los intelectuales de sus días. La mayor parte de estos escritos fueron dedicados a los emperadores de turno, y destinados a los sectores más educados del Imperio Romano. Su propósito era doble. Por un lado, querían demostrar la necedad y debilidad del paganismo; y, por el otro, deseaban presentar a la fe cristiana como una religión intelectualmente válida. De esta manera, estos defensores de la fe esperaban cambiar la opinión pública en cuanto al Evangelio y llevar a los líderes de la sociedad a su conversión. Los denominamos "apologistas griegos" porque casi todos ellos escribieron en esa lengua. Su propósito era hacer comprensible el cristianismo a los paganos del mundo greco-romano, y para ello utilizaron una lengua y un lenguaje que les resultase inteligible. Es así que, hicieron todo lo posible por adaptar su mensaje a la cultura imperante.

Con esto, los apologistas helenizaron al cristianismo y cristianizaron al helenismo.

En razón de estos objetivos, los apologistas tuvieron mucho cuidado de presentar los aspectos más potables de la vida cristiana, según los criterios de la cultura a la que dirigían su mensaje. En un sentido, los elementos sobrenaturales de su fe fueron desplazados para elaborar una argumentación más racional de la misma. Los sectores intelectuales y de poder debían ser convencidos de la verdad del Evangelio por la racionalidad del discurso, más que por el impacto de las señales, prodigios y maravillas obradas por el Espíritu Santo.

De allí que, los apologistas no son la mejor fuente para testificar de la obra y ministerio del Espíritu. Por otro lado, su poca atención a la actividad del Espíritu Santo no es argumento para fundamentar la cesación de los dones espirituales o las señales milagrosas. Utilizar este argumento significa desconocer las limitaciones propias del género literario que utilizaban y las demandas del propósito que los movía. No obstante, es sorprendente que a pesar de estos condicionamientos, los escritos de los apologistas contienen una notable variedad de testimonios de las manifestaciones poderosas del Espíritu, durante ese período de la historia del cristianismo. Nuevamente, de entre todos los dones del Espfritu Santo, el que más se destaca es el de profecía. Como bien señalara Milcíades, el célebre adversario del montanismo, «el don profético debe continuar en toda la Iglesia hasta el regreso final, como insiste el apóstol». Tomado del libro La acción del Espíritu Santo en la historia. Pablo Deiros 

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