domingo, 18 de junio de 2023

Escritos diversos

 6. LA OBRA MISIONERA DESPUÉS DE LA CONVERSIÓN DE CONSTANTINO. 

Nuestra exposición a partir de la conversión de Constantino puede haber creado en la mente del lector la idea equivocada de que, una vez que los emperadores se declararon cristianos, la Iglesia dejó en manos del estado la tarea de forzar la conversión de los paganos. Es cierto que sabemos más acerca de las medidas oficiales para propiciar la "conversión" al cristianismo - o al menos para debilitar el culto pagano - que acerca de los cristianos que se dedicaron a propiciar la conversión de los paganos por medios menos espectaculares o menos violentos. Sabemos, sin embargo, que en la misma época en que los emperadores se esforzaban por destruir el paganismo mediante edictos y prohibiciones, había cristianos que se dedicaban al mismo fin por otros medios. Ambrosio de Milán, además de abogar por que se aplicase la presión imperial frente al paganismo, se dedicó a predicar a los paganos, y tenemos noticias de varias conversiones que tuvieron lugar a través de él -entre otras, la de San Agustín, aunque el propio Ambrosio no parece haberse percatado de ello-. Otros se dedicaron a continuar la larga tradición de apologías cristianas frente al paganismo, y entre ellos merecen citarse a Lactancio, Eusebio de Cesarea, Agustín y Juan Crisóstomo. Otros, en fin, laboraban en lugares más apartados de los centros del pensamiento, y se dedicaban sobre todo a la predicación y la polémica directa y espontánea, a fin de lograr conversos para la fe cristiana. A modo de ejemplo, tomaremos, entre los arrianos, a Ulfilas, y entre los ortodoxos, a Martín de Tours. Historia de las misiones. Justo L. González  

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