domingo, 18 de junio de 2023

Escritos diversos

 4. LAS MISIONES MEDIEVALES.

A. DESDE LA IRRUPCION DE LOS BARBAROS HASTA EL AVANCE DEL ISLAM

1. La Reconquista de lo que había sido el Imperio Romano. Desde sus orígenes el Imperio Romano se vio constantemente amenazado por la presencia de los "bárbaros" en sus fronteras. En Europa, el Danubio y el Rin servían de límites naturales que contenían el ímpetu de los germanos y eslavos. En las Islas Británicas, donde no había tales fronteras naturales, se construyeron fortificaciones para impedir la invasión del territorio romano por parte de los escotos y  pictos. En África del Norte y Egipto se repetían los encuentros bélicos con los moros y nubios. En el Oriente, el gran enemigo de Roma era el Imperio Persa, al parecer más temible que los bárbaros, pero que en realidad lo era menos. Persia podía muy bien invadir el Imperio y arrebatarle tres o cuatro provincias, como lo hizo en repetidas ocasiones, pero no se trasladaría en masa hacia el territorio romano dejando detrás su lugar de origen, como tendían a hacerlo los bárbaros: Por estas razones, la porción oriental del Imperio Romano no se vería seriamente amenazada en tanto no apareciesen otros nómadas -los árabes- capaces de invadir y conquistar tanto el Imperio Persa como buena parte del Imperio Romano. El Occidente, por el contrario, se veía amenazado por un enemigo harto volátil y cuyo objetivo final -aunque quizá inconscientemente- era establecerse dentro de los límites del Imperio. Si bien desde tiempos de Marco Aurelio comenzó una serie de pequeñas guerras de fronteras que debilitaban el Imperio, no fue sino en el siglo IV -y sobre todo después de la muerte de Teodosio- que las legiones romanas se mostraron incapaces de contener las olas sucesivas de bárbaros que penetraron el Imperio a través de todas sus fronteras en la Europa occidental. Durante siglos de prosperidad y relativa seguridad, el Imperio y sus habitantes se habían acostumbrado a la vida muelle  y carente de peligros. Puesto que los antiguos habitantes del Imperio no querían ir al campo de batalla, se acudió a la solución fácil -pero suicida- de colmar las legiones de bárbaros dispuestos a luchar por el Imperio. Pronto la defensa de Roma contra los bárbaros estuvo en manos de los propios bárbaros. Unos como defensores de Roma y otros como sus invasores -y    muchos alternadamente a título de ambas cosas- los pueblos bárbaros fueron instalándose y estableciendo reinos propios dentro del territorio del Imperio. Este proceso fue lento y -aunque hubo momentos de gran significación histórica, como el saqueo de Roma por Alarico en el año 41O, o la deposición del emperador Rómulo Augústulo por Odoacro en el 476- la mayor parte de las personas a quienes tocó vivir en esa época no se percató de la importancia de lo que estaba sucediendo. Historia de las misiones. Justo L. Gonzále z 

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