martes, 26 de abril de 2022

Escritos diversos

 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Lc 4:25-27

podemos observar que en la sinagoga era perfectamente legítimo que el lector saltara algún párrafo, sobre todo si estaba leyendo de los profetas. No podía realizar grandes saltos, es decir, no podía saltar del principio del libro al final, ni tampoco podía saltar de un libro a otro. Pero los saltos relativamente pequeños eran legítimos, y la extensión de la discusión en la Mishná (Magilla 4:4) y en el Talmud (B.T. Magilla 24a) deja claro que era una práctica relativamente frecuente. Además, en diversas ocasiones, Pablo cita de forma libre (no literal), corroborando la legitimidad de hacer algo así (cf. 1Co 2:9). También encontramos este tipo de «citas» en los evangelios (Mr 1:2-3). Así, Jesús podría haber pensado cuidadosamente en lo que quería transmitir, y podría haber trabajado de antemano en cómo presentar los textos de Isaías 58 y 61... Las dos ilustraciones seleccionadas en el Midrash presentan a dos gentiles como héroes de la fe a los que debemos imitar. ¿Por qué escoge como héroes de la fe a dos gentiles en lugar de escoger a Abraham en el monte Moria, o a Moisés en el Mar Rojo, o a Jeremías cuando compró el campo que Dios le dijo que comprara? ¿No será que la ira de los judíos de la sinagoga surgió en parte al oír hablar así de unos gentiles? Jeremias argumenta de forma convincente que el versículo 22 significa «todos daban testimonio en contra de él … estaban asombrados de que hablara de la misericordia de Dios» (Jeremias, Promise, 44ss.). Estaban esperando que continuase leyendo Isaías 61:2b, «y el día de la venganza de nuestro Dios». En lugar de hablar de los extranjeros que un día trabajarán para ellos («pastoreará los rebaños de ustedes, y sus campos y viñedos serán labrados por un pueblo extranjero», Is 61:5), toma a dos gentiles como ilustración de la fe que se necesita para entrar en el reino. Es comprensible que los oyentes se enfurecieran. Así, en este pasaje crucial encontramos una clara referencia a la fuerza centrífuga de la misión, que alcanza incluso a los gentiles. Todo el texto refleja la línea teológica de Lucas y de la Iglesia primitiva, pero vemos que esta línea ya la podemos encontrar en Jesús e, incluso, en Isaías 49:5-6. Tomado del libro Las Parábolas de Lucas. Kenneth Bailey

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